Por Aida Galiano y Juan Manuel Martín-Álvarez (Universidad Internacional de La Rioja)

Cuando pensamos en la necesidad de reducir el consumo de tabaco como sociedad, nos vienen a la mente escenas de bares y espacios públicos libres de humo, cajetillas con advertencias sanitarias llamativas o campañas que tratan de evitar que la población empiece a fumar a edades tempranas.

Diseñar una normativa que nos acerque a esos objetivos es fundamental para que las políticas de salud pública sean efectivas y lleguen a toda la población. Pero la gran cuestión es: ¿funcionan por igual en todo el país? No siempre. Hay territorios donde la geografía o las fronteras marcan diferencias y limitan el impacto de las leyes.

Por eso, más que preguntar si las normas alcanzan estos objetivos como país en su conjunto, conviene indagar cómo varía su efecto entre regiones. Detrás de cada normativa puede esconderse un diferencial de impacto por territorio que genere ganadores y rezagados en la lucha contra el tabaquismo.

Ese fue precisamente el punto de partida de nuestro trabajo publicado en Health Economics Review. En él analizamos cómo las leyes 28/2005 y 42/2010 afectaron a las ventas de cigarrillos en las distintas provincias españolas y hasta qué punto contribuyeron a reducir las desigualdades territoriales.

Dos leyes que cambiaron el panorama

 España dio un giro importante en su lucha contra el tabaco con dos normas clave:

  • La Ley 28/2005, que introdujo las primeras restricciones amplias sobre publicidad, venta y consumo en espacios públicos.
  • La Ley 42/2010, que fue mucho más estricta, ampliando la prohibición de fumar a prácticamente todos los espacios cerrados de uso público y reforzando los controles.

Esta normativa buscaba proteger la salud pública protegiendo especialmente a jóvenes y a no fumadores y ampliar el marco legal para controlar la comercialización del tabaco desincentivando la publicidad y su promoción.

En este estudio nos planteamos entender su impacto utilizando datos desde 2005 hasta 2021 de ventas legales de cigarrillos considerando las provincias españolas como unidad de análisis. La idea es comprobar si, tras la entrada en vigor de estas leyes, contribuyó a reducir la venta de tabaco y si las diferencias entre provincias desaparecen, se reducen o por el contrario se perpetúan para determinadas regiones.

Qué encontramos

Nos encontramos con que la normativa tuvo su eficacia en reducir las ventas de tabaco, pero no en todos los lugares por igual. Vamos a ver las principales conclusiones:

  • La ley de 2010 sí ayudó a que las provincias fueran pareciéndose más en sus niveles de ventas de cigarrillos lo que supone una convergencia que evidencia la reducción de las desigualdades geográficas.
  • Sin embargo, la convergencia completa no fue completa ya que algunas provincias siguen comportándose de manera distinta.
  • Curiosamente, las que se desmarcan suelen ser las fronterizas con Francia y Gibraltar, donde los precios y regulaciones de los países vecinos generan un “efecto frontera”: cruzar para comprar más barato sigue siendo tentador.

Qué significa esto para la política pública

Las conclusiones apuntan a algo muy práctico: no basta con aprobar una ley nacional si queremos que sus efectos lleguen de la misma forma a todo el territorio.

  • Las regiones fronterizas muestran que es clave coordinar políticas con los países vecinos.
  • Es importante adaptar la normativa teniendo en cuenta principalmente su ubicación geográfica.
  • Hay que seguir midiendo y evaluando con datos fiables los impactos a nivel geográfico de las políticas públicas y normativas para adaptarlas a las realidades locales: lo que funciona en Madrid puede no ser igual de efectivo en Cádiz o Girona por una cuestión geográfica: “efecto frontera”.

Qué hemos aprendido

En definitiva, las leyes españolas contra el tabaco han tenido un impacto claro y positivo. Han reducido desigualdades regionales, aunque todavía queda camino por recorrer, especialmente en aquellas zonas donde las fronteras diluyen los efectos de las normas nacionales: cruzar la frontera para comprar tabaco sigue siendo tentador.

Por tanto, se desprende de este estudio una enseñanza general: cuando se diseñan políticas públicas, debemos pensar no solo en el país como un todo, sino también en las particularidades de cada territorio.

Y, además, hay una lección con alcance internacional. La falta de coordinación en materia fiscal entre países vecinos provoca diferencias de precios que generan distorsiones dentro del propio territorio nacional. De ahí que la lucha contra el tabaquismo requiera no solo de compromiso y normativas internas, sino también de una mayor armonización fiscal a nivel europeo e internacional, más relevante si cabe en países colindantes donde es posible que se genere el llamado “efecto frontera” por diferencias en precio.

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