A finales de los noventa la burbuja de las punto.com fomentó un escepticismo en torno al potencial de los proyectos digitales. ¿Que cabía esperar de un sector  en el que nuestro operador comparaba Lycos (el 4º site en tráfico del mundo) por más 13.000 millones de dólares para venderlo, tan sólo dos años más tarde por 100 millones?

Los grandes inversiones dejaron paso a los garajes.  En este entorno  se desarrollaron pequeñas start-up con puntuales ayudas procedentes de los bussines angel, empezó a  tomar fuerza el open source y también el desarrollo de comunidades. Un modelo de desarrollo «desde abajo»,  bastante ajeno a los sectores tradicionales, a la «vieja economía»  (si me lo permiten llamaré así a los sectores más tradicionales), hundida en el escepticismo que le provocó la citada burbuja de los noventa.

Este Internet era otra cosa. La web 2.0, la web social, estaba ligada  a empresas que habían nacido con una filosofía muy diferente: Internet low cost, la India como principal exportador de software del mundo y empresas con una nueva filosofía y forma de hacer las cosas. Google, Twitter, Facebook, Linkedin, The Huffington Post,  incluso sobrevivientes como eBay, Amazon, proyectaban unos métodos y enfoques empresariales radicalmente diferentes a la hora de concebir las inversiones, el diseño de herramientas y servicios, su captación de usuarios-clientes, la innovación tecnológica,  sus apuestas por el capital humano, sus políticas laborales, las redes profesionales de un ecosistema de innovación digital, entre otras muchas variables dignas de la mayor consideración y estudio.

Impactos en sectores tradicionales

Mientras tanto,  la «vieja economía» optó por no darse por aludida. Escarmentada en sus aventuras y fracasos se refugió en sus negocios tradicionales, en lo inmobiliario u otras suculencias financieras, fueran bonos basura o similares. Ahora las TIC, silenciosamente están pasando factura, y la respuesta más frecuente de los sectores tradicionales suele ser atrincherarse a la defensiva. Lejos de comprender las nuevas claves de la economía digital,  innovar o tomar la iniciativa con cambios más radicales, presionan legislativamente para protegerse, sin comprender la celeridad de la transformaciones,  las nuevas herramientas o la propia cultura digital de nuestro tiempo.

Llama poderosamente la atención que los medios de comunicación tradicionales, mientras se producía la «revolución digital  2.0», estos invertían en rotativas de prensa escrita, frecuencias de radio o canales de TV. Pese al éxito del «negocio Google» y la extraordinaria competitividad de su publicidad contextual (adwords-adsense), Internet no era un medio prioritario para ellos. Dadas sus dificultades para rentabilizar este tipo de negocios, se optaba por condenar a sus webs a ser meros instrumentos de apoyo de sus marcas en papel, germen de sus negocios de siempre.  Hoy la situación de los grandes grupos es bastante delicada. Una cuenta de resultados rota, un endeudamiento límite, un pasivo superior al activo, generosamente valorado con sus intangibles de «marca». Sostenidos por grandes grupos de inversión extranjeros…

Los medios son un eslabón más de una cadena de sectores afectados que en vez de asumir cambios estructurales y profundos en sus enfoques de producción y comercialización recurren a un moderno proteccionismo sofisticadamente regulatorio pero incapaz de proporcionar escudos protectores válidos por mucho que perseveran con iniciativas como la Ley Sinde. Internet es la globalización por excelencia, se ha desarrollado siguiendo el sistema más abierto, menos susceptible al control. No caben mentalidades proteccionistas sino cambios profundos.

Todavía hay muchas actividades que creen que Internet es un medio de comunicación llamado a sustituir las notas de prensa o a hacer un marketing más moderno y social. Sin embargo, para cualquier observador interesado la forma en la que fijan los precios en tiempo real las compañías de vuelos baratos, constituye un sofisticado sistema que afecta no sólo a las aerolíneas tradicionales, sino a los hoteles, restaurantes o incluso un supermercado.  Un modelo de fijación de precios, más allá de una simplificación tipo subasta, digno de ser concebido formalmente de forma abstracta y trasladable al analisis y estudio en nuestros manuales.

La revolución de la publicidad contextual ha tenido un gran impacto en los soportes de la publicidad tradicional y la propia eficiencia relativa de esta última en términos comparativos.  Pero esto no para aquí; se trasladará de forma acelerada el comercio electrónico. Aquí caben posturas como las de Zara, comprendiendo y encabezando la revolución; o  bien al contrario, como las asumidas por las  librerías tradicionales abocadas a un progresivo cierre en todo el mundo. Todo esto no ha hecho nada más que empezar. Abarca al concepto de banca o a muchos sectores tradicionales… Habría que reaccionar haciendo frente a las nuevas condiciones que impone  una sociedad 2.0, un consumo 2.0, frente a una mentalidad de hacer negocios 1.0.

El coste de una burbuja 

Llegados aquí, me pregunto cuál es el coste real de una burbuja tecnológica como la de los años noventa. Aquellos negocios ruinosos cambiaron un entusiasmo ilógico y desmedido de los grandes  inversores en una fobia. Cualquier emprendedor español de éxito en aquellos duros años (Panoramio, Trymedia, etc.) tenía que llamar la puerta de Google o deambular por el Silicon Valley.  Aquí las puertas estaban cerradas.  Lo que podía ser hoy el segundo mercado virtual más importante del mundo (420 millones de habitantes), se ha convertido en una pesadilla para algunos sectores tradicionales que ven como empresas nacidas en garajes les ganan la partida.

Definitivamente, los economistas debemos incrementar sustancialmente nuestra cultura tecnológica, especialmente en aquellos sectores llamados a tener un gran impacto futuro, en este caso, ya muy presente.

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Andrés Pedreño Muñoz  (w)
Instituto de Economía Internacional
Universidad de Alicante

2 Comentarios

  1. Reproduzco aquí, algunas «conversaciones» mantenidas en la web social (concretamente en Google+)

    A. T. – Crees que las TIC son capaces de crear empleo o sólo riqueza?

    A. Pedreño – Buena pregunta. Creo que un economista debería responderte estas tres cosas:
    1. Las TIC son fundamentales para darle competitividad a los sectores tradicionales, transformándolos en Nueva economía (yo siempre cito Ikea, Zara, etc. a mis alumnos). Por tanto las TIC puede ayudar a mantener empleo manteniendo vivos a los sectores tradicionales y generar nuevos empleos cualificados. No recurrir a las TIC puede conllevar un fuerte destrucción de empleo (ej. medios de comunicación en la actualidad o determinados servicios)
    2. En el ámbito del español (420 millones de h,.) habría la posibilidad de generar una multitud de nuevos proyectos relacionados con las TIC generarían empleos cualificados de manera relevante. Ya sé que esto no es fácil, pero es la única forma de que se desarrollen redes profesionales interdisciplinares, financiación tipo business angel.
    3. En general las TIC pueden generar vía competitividad un crecimiento económico relevante, la cultura de la innovación y con ello mejorar las expectivas, la capacidad de atraer todo tipo de inversiones, y consecuentemente generar nuevos empleos..
    La imagen de un país, y su capacidad de generar negocios para el capital humano dependerá en gran medida del perfil de esa imagen (empresas TIC, nanotecnología, biotecnología, etc…). AUnque sigamos apostando por el turismo o la cosntrucción, la base económica necesita un motor de recambio, asimilar una cultura empresarial de futuro.. Esto último es base para riqueza + empleo.
    4 (tip). Los modelos econométricos muestras que sí, que generan mucho empleo… pero eso yo me lo creo menos.

    A. T. – La pregunta me la hago desde el punto de vista de que se habla del discurso (político-económico) de crear empleo y el papel de las TICs en crear empleo de forma directa; y si habia estudios que avalaran que de cada X EUR invertidos en empresas TIC salen (de forma neta en la economia) Y empleos. Soy un profano y no sé si ni siquiera ese tipo de estudios se pueden hacer dadas las variables en juego a la vez.

    A. Pedreño – Estos son los estudios que conozco:

    The Committee on Apropriations del Congreso de los Estados Unidos, por ejemplo estima que por cada dólar invertido en banda ancha, su economía prevé un retorno diez veces superior.

    Por su parte, un estudio encargado por la Unión Europea cuantifica que un desarrollo más acelerado de la banda ancha en Europa podría crear un millón de puestos de trabajo y un crecimiento económico de hasta 850 billones de euros, entre 2009 y 2015.

    Un estudio de McKinsey calcula que incremento de la banda ancha en los mercados emergentes a los niveles actuales en Europa occidental podría sumar entre 300 billones y 420 billones de dólares en el PNB y crear entre 10 y 14 millones de puestos de trabajo

    En la misma línea otro estudio reciente del The Boston Consulting Group estima que cuando la penetración de Internet crece un 10% en economías emergentes se relaciona con un aumento en el PIB de 1 a 2%

    El Banco Mundial también avala estas recomendaciones cuyos estudios sostienen que un aumento de un 10% de acceso a banda ancha en países desarrollados se correspondería con un aumento en el crecimiento del PIB per capita del 1,2%

    Para finalizar, y dando un paso que a mi juicio es más interesante, hay otros múltiples estudios que indican que hay una relación directa entre los rankings de competitividad internacionales y la disponibilidad de estas modernas redes de comunicación. Raul Katz de Columbia Business School estima por ejemplo que un país como Alemania, las futuras inversiones en banda ancha podrían generar un total de 968.000 puestos de trabajo o empleos nuevos y resultar en 170 billones de euros más del PIB entre 2009 y 2020.

    Están en este trabajo elaborado ya hace algún tiempo: https://docs.google.com/Doc?docid=0Ae0IWe-pYpp5YWNqczV4OThmNm5oXzUwZHR6dzg5aHQ&hl=es
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