Aprovechando que comenzamos las vacaciones de Semana Santa y que tendréis tiempo para la reflexión, os animo a visualizar el siguiente video. Se trata de un «lunch seminar» ofrecido por Hans Werner-Sinn. Me lo enviaron ayer los colegas del CESifo, seguramente el principal think-tank europeo en la actualidad, con el que vengo colaborando desde hace ya unos cuantos años tanto en investigación, como en la elaboración de las encuestas de coyuntura. Se trata de un seminario muy sugerente y, fiel al estilo germánico, muy amplio y enciclopédico. Trata de los orígenes de la crisis a escala global, critica la hipótesis de «saving glut» de Bernanke para centrarse en la crisis a escala europea y, más en concreto en la crisis de deuda y los mecanismos para su resolución. En mi opinión, resulta muy interesante (y a veces hasta conmovedora) la contraposición de la hipótesis francesa del «tango del euro» frente a la visión alemana. ¿ha sido verdaderamente Alemania el país más beneficiado con la creación del euro? ¿es Alemania un país egoista? ¿quién tiene la culpa de la crisis actual? ¿cómo podemos resolverla? Os invito a seguir esta exposición en inglés de uno de los economistas europeos más influyentes en la actualidad. Por cierto, como dura algo más de una hora (aunque es muy amena) os recomiendo que la veáis hasta el final, pues el interés va «in crescendo» hasta la eclosión última. De obligado visionado para mis alumnos de Integración Monetaria.

2 Comentarios

  1. Antes que nada, decir que el vídeo me ha parecido muy interesante, y que refleja fielmente la situación actual. Yo he tratado de hacer un resumen con los puntos más importantes que se exponen.

    En primer lugar, entra a debatir la teoría de Bernanke del “Saving Glut”, por la que se culpa a las economías con grandes superávits, como por ejemplo China, de la crisis y de inundar el país con su exceso de ahorro, provocando así un grave endeudamiento. Sin embargo, este economista, al igual que yo, es de la opinión de que la mayor parte de la culpa residía en factores como la escasa regulación, los instrumentos financieros utilizados, los bajos tipos de interés impuestos por la FED o la actitud de los hogares de mantener sus estándares de vida mediante la importación del ahorro extranjero.

    Más adelante, habla del problema de la deuda y de los rescates financieros, así como del riesgo de la desaparición del euro. Afirma que el problema de la competitividad de los países no ha sido debido a la apreciación del euro, pues esta revalorización ha ido aparejada al crecimiento de la PPP de la OCDE. Asimismo, declara que la actuación del gobierno francés y el alemán no es solamente por puro altruismo, sino porque los bancos de dichos países tienen demasiada deuda de los GIPS en sus balances. El principal problema para la zona euro es la escasa competitividad de los GIPS (Grecia, Irlanda, Portugal y España), dato que se refleja en los déficits por cuenta corriente de estas economías.

    Luego se centra en la crisis griega, para la que existen tres posibles soluciones: el abandono del euro y la depreciación externa, las transferencia de la UE para que pueda seguir financiando sus importaciones o, tal y como recomiendan la mayoría de los políticos, una depreciación interna (recortes salariales y de precios). Esta última opción es dolorosa y supondría que los precios y salarios se redujeran en un 20%.

    En la Unión Europea existe una división de opiniones muy importante. La ministra de Economía del Gobierno francés (Christina Lagarde) defiende que los déficits por cuenta corriente son debidos a los superávits por cuenta corriente, ya que las balanzas comerciales a nivel mundial han de estar en equilibrio. Mientras, los alemanes argumentan que, a diferencia de lo que se ha creído normalmente, los déficits por cuenta corriente dependen de los flujos de capital y no al contrario. En el caso de los negocios, siempre se ha dado la relación “current accounts –> capital flows”, pero en el caso del euro la relación se ha dado al revés (recordemos que un déficit por cuenta corriente siempre va aparejado de un superávit en la cuenta de capitales). Es por ello que las demandas que se le hacen a Alemania son contradictorias: por un lado, se le pide reducir su superávit de manera que los otros países no tengan un déficit comercial tan importante, pero por otro se le pide que invierta más en el resto de los países de la Unión. Sin embargo, esto es imposible, ya que Alemania no puede seguir generando estos flujos de capital sin mantener su superávit.

    Otro tema que se trata en el vídeo es la convergencia en los tipos de interés de los bonos que se dio en la zona euro tras la incorporación de la nueva moneda. De esta manera, no se tenían en cuenta los riesgos de la deuda soberana de cada país, y los límites a los presupuestos estatales eran débiles. Los intereses a los que los GIPS colocaban su deuda eran, por tanto, más bajos que nunca. Además, Alemania invertía gran cantidad de capitales (es el principal exportador después de China). De esta manera los GIPS crecen a fuertes velocidades, su deuda exterior aumenta, suben sus salarios, cae su productividad, y generan importantes déficits por cuenta corriente. Por ejemplo, en España los intereses eran anteriormente flexibles y muy altos, y esta importante bajada influyó en el boom de la construcción. De esta manera, España, Irlanda, Grecia y Portugal crecieron mucho en la década anterior a la crisis, mientras Alemania exportaba su ahorro, no invertía en su país y no crecía.

    Ante la pregunta de si Alemania ha salido beneficiada del euro, la respuesta de Hans Werner-Sinn es negativa. El que Alemania haya disfrutado de un importante superávit, contrariamente de lo que creen muchos, no significa que su economía haya ido mejor, máxime cuando se sabe que Alemania ha estado durante todos estos años exportando capital. El hecho de que invirtiera tanto en los países periféricos no tiene nada de malo, pues contribuía a la convergencia. Sin embargo, estos flujos llegaron a ser excesivos, no hubo restricciones al déficit público, y se generaron por ellos grandes burbujas. Para Alemania, la situación fue totalmente diferente: este periodo se caracterizó por una baja inversión, un bajo crecimiento, un estancamiento de los salarios, pérdidas de capital, y por tanto, aumentos de la productividad y los superávits. Después de la crisis, se empieza a invertir el ahorro nacional en Alemania, y así comienza este país su crecimiento y su década dorada, mientras la periferia europea se ve abogada al estancamiento. El protagonista del vídeo considera que los GIPS vivían muy por encima de sus posibilidades, y ahora solo les quedan dos opciones: generar y explotar unos sectores exportadores competitivos ­que la mayoría no tienen- para seguir importando, o bien reducir sus precios para poder competir. Todo ello conlleva a un mecanismo de ajuste natural, que equilibrará las balanzas de pagos, y hará crecer a Alemania mientras la periferia se estanca.

    El economista finaliza el “lunch seminar” con una frase nada esperanzadora para países como Grecia: “No sé qué solución puede haber a esta crisis sin que sea dura y dolorosa“.

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