Fish farming detail

Por Mª Dolores Garza Gil, Mª Xosé Vázquez Rodríguez  y Manuel M. Varela Lafuente, profesores de la Universidad de Vigo

 

La acuicultura ha sido un sector en constante crecimiento a nivel global, siendo claramente una solución a los problemas de demanda de alimentos de una población creciente. Este crecimiento se ha basado en la expansión de la actividad (muy notable en países en desarrollo), pero muy especialmente en la innovación, referida a diferentes aspectos. El avance del conocimiento científico y técnico, muy destacable en lo que afecta al medio y los recursos vivos marinos, permitió nuevos ensayos y desarrollos, iniciados primero en países desarrollados, pero con extensión posterior hacia más países.

La innovación en acuicultura se produce, en todo caso, en diferentes direcciones: a) formas de cultivo, tipo de instalaciones y medios de trabajo; b) procesos de selección de especies objetivo, nutrición y control de patologías; c) determinación de espacios a utilizar y sistemas de equilibrio ambiental; d) sistemas de regulación y adecuación al contexto social en cada país. El desarrollo de estos procesos, plantea diferentes problemas, tanto en el aspecto ambiental como en ámbitos institucionales y económicos. De hecho, el medio marino, presenta singularidades en estos aspectos, tanto en lo que respecta a su conocimiento como en lo relativo al desarrollo de actividades productivas.

En este contexto, España cuenta con una amplia tradición relacionada con el sector marisquero, que se plasma en el amplio conocimiento de las especies y su cultivo, pero también en la existencia de instituciones como las cofradías de pescadores y mariscadores, que actúan simultáneamente como entidades de derecho público y agentes de Economía Social. Estas cofradías, aun siendo de raíz tradicional, han incorporado ya importantes innovaciones en aspectos como el conocimiento del medio y los recursos y la incorporación de profesionales cualificados, nuevos equipamientos y adaptación a los nuevos mercados.

En el caso de los cultivos a flote, los retos han estado relacionados con los impactos ambientales en el entorno cercano y los efectos de las mareas rojas, ambos relacionados con la calidad del agua y la depuración, además de con el arraigado minifundismo, que ha dificultado en gran medida la generación e incorporación de innovaciones, a pesar de la presencia en la comunidad de una amplia red de organismos públicos de investigación. Finalmente, en relación a la piscicultura, superados grandes retos ambientales y biológicos, se ha consolidado una producción significativa en algunas especies (atún, lubina, dorada, rodaballo, besugo), aunque ha persistido una importante limitación institucional relacionada con la disponibilidad de espacios públicos para la ubicación de las instalaciones.

Uno de los grandes retos del sector es intentar que consiga adaptarse a un entorno globalizado e internacionalizado, sin hipotecar los posibles avances en la sostenibilidad. Precisamente el objetivo de sostenibilidad está en la base del reconocimiento de la acuicultura como punto de referencia en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 o en los sectores de referencia de los objetivos de Crecimiento Azul de la Unión Europea. En este sentido, además de lo ya señalado, en estos ámbitos se propuso la aplicación de los procesos de acreditación y certificación vinculados la sostenibilidad medioambiental, que permiten incrementar la información proporcionada a los consumidores, diferenciar productos, mejorar la eficiencia en el uso de determinados inputs, y mejorar el balance ambiental sobre hábitats, recursos y bienestar animal.

Los procesos de acreditación y certificación ofrecen una oportunidad para mejorar la adaptación a los nuevos mercados globalizados, compatibilizando esta apertura internacional con la necesaria preocupación por mejorar la sostenibilidad. Permiten comunicar a los potenciales clientes las medidas adoptadas en el proceso de producción para minimizar los impactos ambientales y sociales, y mejorar la sostenibilidad de la actividad.

Según la FAO, la certificación es un procedimiento mediante el cual un organismo otorga una garantía escrita de que un producto, proceso o servicio cumple con una serie de requisitos. La entidad certificadora emite un certificado o documento que indica que un producto, servicio o proceso cumple las normas recogidas en un sistema de certificación. Para ello, se llevan a cabo sistemas de certificación “por tercera parte”, es decir, administrados por un organismo de certificación diferente del propio productor o de otros agentes anteriores o posteriores de la cadena de producción. El proceso habitual de certificación suele basarse en un sistema de normas o condiciones, que configuran un proceso de acreditación (o evaluación) y que da lugar a la certificación final en caso de superar la evaluación. La FAO ha sido referente en el impulso a las certificaciones comenzando con la redacción de un Código de Conducta para la Pesca Responsable), las Directrices para el Ecoetiquetado de Pescado y Productos Pesqueros de la Pesca de Captura Marina y de la Pesca de Captura Continental y, más recientemente, las Directrices Técnicas para la Certificación en Acuicultura.

A este respecto, cabe mencionar que existe un amplio abanico de certificaciones. Las certificaciones de sostenibilidad se incluyen en las certificaciones de producción. En estas, las certificaciones de reconocimiento internacional por tercera parte más completas y de mayor prestigio son las otorgadas por Friends of the Sea, Global Aquaculture Alliance, Aquaculture Certification Council, Marine Stewardship Council (MSC) y Aquaculture Stewardship Council (ASC).

Los procesos de acreditación y obtención de certificaciones son recomendables para la diferenciación del producto en los mercados internacionales, aportando valor añadido a través de la información y las garantías de sostenibilidad asociadas al proceso productivo, además de satisfacer demandas crecientes de información por parte de los consumidores. Permiten además un mayor conocimiento del propio proceso productivo para introducir mejoras en la eficiencia (gestión de agua, energía, piensos, etc.).

Las certificaciones de calidad tipo EMAS o ISO eran habituales a nivel nacional pero existían escasos ejemplos de empresas certificadas o que estuvieran trabajando en la certificación de estándares ambientales tipo Friends of the Sea o Aquaculture Stewardship Council (ASC). A este respecto, parecía que la acuicultura continental mostraba mayores avances. Hasta el momento, España cuenta con menos de quince certificaciones ya concedidas o en proceso de evaluación, la mayoría realizadas por MSC. Esto abre un campo de actuación futura para la acuicultura marina.