Los modelos teóricos y un número elevado de trabajos empíricos muestran que la devaluación (o la depreciación nominal) de la moneda nacional puede ser un instrumento muy útil para estimular el crecimiento económico vía la mejora del saldo exterior.

No obstante, una de las variables macroeconómicas que pueden limitar la influencia positiva de la pérdida de valor de la moneda nacional es el volumen de deuda externa acumulada en moneda extranjera por el país. El problema es que una fuerte devaluación (o una importante depreciación nominal) aumenta la cantidad de la deuda externa en términos de moneda nacional, lo que podría llevar a un número importante de empresas domésticas fuertemente endeudadas con el exterior al impago de la deuda, o incluso a la quiebra. También aumentaría el valor de la deuda pública en manos de extranjeros y el stock de deuda pública total en proporción al PIB y, en última instancia, pondría en peligro la sostenibilidad de las finanzas públicas. En todo caso, esta es una restricción que afecta fundamentalmente a los países emergentes – con un mayor porcentaje de deuda externa en términos de moneda extranjera sobre el total de su deuda externa – que a los países avanzados.

En el gráfico adjunto se presenta la deuda externa total o la deuda externa en moneda extranjera (en billones de dólares americanos y en % sobre el PIB) de algunos países emergentes a finales del segundo trimestre de 2015.

Fuente: César Maasry, «The $ 5 billones de Emisión,» Top of Mind , Goldman Sachs, 9 de febrero de 2016

Centrándonos en el caso de China, no parece que la deuda externa acumulada en moneda extranjera sea un amortiguador del crecimiento económico ante una devaluación (o una depreciación nominal ) del yuan. Con más detalle, la deuda externa en moneda extranjera (60% de la deuda externa total) tan sólo representaba un montante de 1,28 billones de dólares (un 12% del PIB).

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