El 28 de febrero de este año, hace ahora algo más de dos meses, falleció en Madrid José Luis Malo de Molina, víctima de un cáncer contra el que luchó de forma valiente durante cuatro años. En los días siguientes a tan triste suceso, se publicaron en la prensa escrita diversos obituarios que dan cumplida cuenta de sus muchas cualidades personales y de su ingente labor como economista y empleado público, principalmente al servicio del Banco de España. Posteriormente, el 11 de abril, sus compañeros de estudios en la Facultad de Económicas le rendimos un pequeño homenaje con ocasión de la presentación de un libro colectivo referido a nuestra promoción, la de 1974, que inauguró el Campus de Somosaguas en 1969 y tuvo características singulares. El libro, titulado Experiencias, ilusiones y recuerdos. Economistas 1974, Somosaguas fue su último y emotivo proyecto editorial, en el que sus compañeros nos apresuramos a colaborar, tratando de emular la pasión que él ponía en todo lo que hacía.

José Luis Malo de Molina ha sido una figura excepcional entre los economistas españoles, por lo que resulta obligado volver sobre ella, como me propongo hacer en este artículo, aún consciente de la dificultad de ofrecer una imagen completa y cabal de ella.  Destacó sobre todo por ser entre 1992 y 2015, nada menos que durante 23 años, Director del Servicio de Estudios del Banco de España, el principal centro de investigación y análisis sobre la economía española con el que contamos desde hace ya mucho tiempo, inspirador de la política macroeconómica. Desde esa posición, contribuyó de forma decisiva a incrementar su plantilla, siguiendo escrupulosamente los principios de mérito y capacidad, y sus actividades, y a orientar sus objetivos y prácticas. Su preocupación por profundizar en el conocimiento y análisis de la economía española le llevó también a fortalecer la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, FEDEA, un prestigioso think tank que albergaría inicialmente el influyente Blog de Economía Nada es Gratis, hoy independiente.

José Luis poseía tan buena memoria que, en la etapa final de su vida, podía recordar con sumo detalle las vicisitudes atravesadas por nuestra economía en cada uno de los años en que dirigió el Servicios de Estudios, como consecuencia, no sólo de la participación en buena parte de las decisiones acerca de las políticas a seguir en cada coyuntura, sino también del análisis pormenorizado de sus efectos contenido en los diversos trabajos e informes del Banco de España, que eran de sus directa responsabilidad. A ello se añadió un conocimiento cada vez más extenso de la economía internacional, derivado de su participación temprana (desde 1989) en la definición e implementación de la política monetaria europea, al ocupar el cargo de Alterno al Gobernador en el Consejo de Gobierno del Banco Central, acompañando o sustituyendo al Gobernador en este organismo. Asistió a más de 400 reuniones en las que pudo conocer mejor la situación de los demás países europeos y a algunas de sus autoridades económicas.

José Luis fue siempre una persona comprometida con el progreso de la sociedad y la economía españolas, con la mira puesta en los principales países europeos. Lo fue ya desde sus tiempos de estudiante, cuando participó en la defensa del nuevo plan de estudios (denominado plan Rojo, por el protagonismo del profesor Luis Ángel Rojo en su elaboración) y se convirtió en uno de los líderes del movimiento estudiantil, luchando por una universidad profesionalizada y libre de presencia policial y por una sociedad democrática.

Cuando finalizó sus estudios, compaginó su activismo político con tareas de investigación en el departamento de Estructura Económica de España de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCM, en el que inició su tesis doctoral sobre el mercado de trabajo, buscando ofrecer una explicación al rápido y abultado incremento del desempleo que se produjo en España tras el estallido de la crisis del petróleo en 1973, en el difícil marco de la transición a la democracia. Las especiales características del mercado de trabajo heredado del franquismo y la difícil transición hacia otro con libertad sindical, semejante al de otros países europeos, fueron sus respuestas principales, contenidas en dos libros clave, Salarios y mercado de trabajo en España, escrito junto a Ángel Serrano, y Mercado de trabajo y estructura salarial: el caso español (1963-1975), su tesis doctoral, que recibiría el premio extraordinario de la Facultad de Económicas y Empresariales de la UCM.

Más adelante, su preocupación sobre el marco laboral se amplió al estudio del mecanismo de indexación de los salarios de acuerdo con la evolución de los precios que imperaba en algunos países europeos y se había extendido también en España, favoreciendo el surgimiento de espirales salarios-precios y dificultando la lucha contra la inflación. Aunque en los Pactos de la Moncloa, en los que participaría en calidad de experto en representación de uno de los grupos políticos involucrados en ellos, se había acordado indexar los salarios de acuerdo con la inflación esperada y no con la pasada, los mecanismos de indexación se mantenían vigentes y seguían desempeñando un papel decisivo, pues en los acuerdos marco entre gobierno, patronales y sindicatos firmados en los años posteriores se planteó con frecuencia la revisión de salarios a mitad del ejercicio económico, de acuerdo con las desviaciones con respecto a la inflación prevista, un mecanismo que dificultaba controlar los precios.

Con sus investigaciones acerca del mercado de trabajo, José Luis Malo de Molina contribuyó de forma decisiva a impulsar la investigación sobre economía laboral en España, que a comienzos del decenio de 1980 daba sus primeros pasos y desde entonces ha experimentado un gran desarrollo.  Por lo demás, nunca a lo largo de su extensa vida profesional dejó de frecuentar este ámbito de estudio, llamando a menudo la atención en sus trabajos sobre las escaladas salariales que ponían en riesgo el equilibrio macroeconómico y la competitividad de la economía. No era una tarea fácil para quien siempre buscó el progreso de la población trabajadora. Pero fue desde muy joven consciente de la importancia del citado equilibrio para conseguir que las conquistas sociales fueran duraderas y no meros episodios coyunturales, algo que a los partidos de izquierda les costaba reconocer con mucha frecuencia. En su contribución al libro que diseñó y lideró sobre la promoción de economistas de la Universidad Complutense de 1974, anteriormente citado, lo señala de forma muy clara: “Las mejoras sociales a las que por mi orientación ideológica aspiraba debían asentarse, para ser sostenibles, en unas condiciones de estabilidad macroeconómica que si no se daban, terminaban frustrando, e incluso revirtiendo, los efectos pretendidos” (op. cit, pag. 185)

Poco después de leer su tesis en 1982, el entonces profesor Malo de Molina consiguió una plaza de Profesor Adjunto, el equivalente al actual Profesor Titular, casi al mismo tiempo que ingresaba en el Servicio de Estudios del Banco de España. La nueva ley de incompatibilidades le obligó a elegir entre ambos puestos y, no sin dolor, abandonó la universidad, pues para él, el conocimiento debía ir acompañado de capacidad para transformar la realidad y el Banco de España le abría mayores posibilidades en ese sentido. En esta entidad, continuaría realizando sus análisis sobre el mercado de trabajo junto con otros investigadores, como Juan José Dolado, Eloísa Ortega o Antonio Zabalza, recurriendo a un mayor uso de modelos econométricos, al tiempo que ampliaba el espectro de sus temas de interés, en particular la política monetaria, que se haría más compleja con la incorporación de España al Sistema Monetario Europeo en 1989. Depositó su esperanza en que este hecho contribuyera a reducir las expectativas de inflación, pero no fue así.

En 1992 pasó a dirigir el Servicio de Estudios del Banco de España por designación del nuevo gobernador, el profesor Luis Ángel Rojo, la persona que siempre había guiado sus pasos y a quien profesaba una profunda admiración y un gran afecto. Desde esa destacada posición, defendería la incorporación de España a la Europa del Euro y participaría intensamente en la consecución del ajuste macroeconómico que ello requería, para a continuación contribuir a la definición e implementación de la política monetaria europea, acompañando al Gobernador en las reuniones del Consejo del BCE, como ya antes he señalado.

La adopción del euro redujo las primas de riesgo y los tipos de interés en España, impulsando al alza la inversión, en particular en construcciones civiles y activos residenciales. Desde 2004, José Luis Malo de Molina, a través de los Informes Anuales del Banco de España, advertiría a analistas y políticos del peligro que suponían el creciente endeudamiento de las familias, derivado sobre todo de la compra de viviendas, y el abultado déficit con el exterior. En 2005 incluyó ya, en el Informe referido a 2004, una estimación de la burbuja inmobiliaria, que implicaba una sobrevaloración media de los inmuebles entre el 24 y el 34 por 100, aunque más cerca del primer valor (informe anual de 2004, pág. 41). No obstante, a partir de 2005, albergó la esperanza de que los precios siguieran una senda de desaceleración que permitiera una gradual absorción del exceso de endeudamiento en el que habían incurrido las familias españolas, una posibilidad que se vislumbraba cada vez más difícil y que se quebró definitivamente con el estallido de la crisis financiera internacional y el hundimiento de los mercados de activos hipotecarios. En otro orden de cosas, trató de conseguir, junto con otros directores de la entidad, que las Cajas de Ahorro se dotaran de una estructura de propiedad que les permitiera escapar de los dictados de las Comunidades Autónomas y contribuyera a profesionalizar su gestión, algo que por otra parte aconsejaba el Fondo Monetario Internacional en sus informes sobre España.

Por todo ello, no puede extrañar que viviera con especial tristeza la crisis financiera, en la que hubo de defender la política de austeridad que demandaban los líderes europeos (los famosos recortes), y sufrir al mismo tiempo su racanería. En sus propias palabras: “Doble recesión combinada con unas medidas de austeridad desconocidas desde la postguerra, que habían resultado inevitables por los excesos de la expansión previa, pero que resultaron exorbitantes por la racanería europea (op. cit., pág. 194). También vivió con una gran tristeza el cuestionamiento de las actuaciones del Banco de España frente a la crisis, que el nuevo gobierno formado en 2011, bajo la presidencia de Mariano Rajoy, estimuló y difundió.

Malo de Molina abandonaría la dirección del Servicio de Estudios en 2015 para ocupar un puesto en Bruselas, en la Representación Permanente de España en la Unión Europea (Asesor de asuntos Monetarios y Financieros Europeos), que le brindaría la oportunidad de profundizar en la economía de la Unión Europea y enriquecerse con el talento reunido en la Representación Española aludida. Reflejó su larga experiencia en el Banco de España, bajo el mandato de cuatro gobernadores, en su excelente libro titulado: Los años recientes del Banco de España (1992-2018). Una visión desde el interior, editorial Vicens Vives, 2021, y su gran conocimiento de la construcción europea en tres lecciones impartidas en la Cátedra Economía y Sociedad La Caixa, en Caixa Forum, seguidas on line por miles de personas.

Concluiré señalando que José Luis Malo de Molina fue un economista brillante y un gran ilustrado (siguiendo los pasos de su célebre maestro, Luis Ángel Rojo), con un profundo conocimiento, no sólo de la economía española, sino también de la sociedad y la cultura españolas. Fue además, y sobre todo, un servidor público ejemplar, muy consciente de las muchas y altas exigencias de la función pública, y una persona extremadamente generosa, con la que muchos estamos en deuda. Yo tuve la suerte de contar con su amistad, por lo que mi deuda con él es amplia. Le echaremos mucho en falta, en especial en tiempos tan convulsos como los actuales, en los que las mentes más lúcidas y las grandes personalidades son tan necesarias.

 

 

2 Comentarios

  1. Gracias, Rafa, por esta estupenda semblanza de las contribuciones de José Luis al estudio de la economía española. Echaremos de menos su análisis riguroso y también su simpatía y buen humor.

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