Por Miguel Ángel Casau Guirao (Universidad Autónoma de Madrid)
Tras las crisis de 2008 y la Covid-19, ha resurgido la preocupación por el papel del sector manufacturero en la economía. En España, esta preocupación se ha traducido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) y los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) que buscan incrementar el peso del sector hasta al menos un 20% del PIB, revertir la desindustrialización y promover la transición ecológica y la autonomía estratégica.
La transformación de los procesos productivos – hoy altamente fragmentados y organizados en torno a Cadenas Globales de Valor (CGV) – dificulta una lectura precisa de las estadísticas tradicionales. Externalización, deslocalización y vínculos intersectoriales desdibujan los límites entre sectores y desafían la forma en que la contabilidad nacional captura la realidad económica.
En este contexto, las estadísticas de la contabilidad nacional tienen enormes dificultades a la hora de medir los límites entre los sectores. Por ello, en este trabajo publicado por el autor, se propone un enfoque alternativo para estudiar la desindustrialización de la economía española: el análisis input-output y la herramienta de la integración vertical. En lugar de considerar la industria solo en función de su actividad directa (como hace la contabilidad nacional), se introduce el concepto de «subsistema» manufacturero: una unidad de análisis que incluye todos los insumos – directos e indirectos, industriales o no – necesarios para producir una mercancía final del sector.
Este enfoque tiene ventajas claras en un contexto de creciente interdependencia entre sectores. Al registrar todos los elementos del proceso productivo, permite capturar de forma más precisa la dimensión real del sector manufacturero y capturar la secuencialidad de los procesos productivos, identificando la contribución de cada sector a la producción de cualquier mercancía. Aplicada a nivel global permite cartografiar las CGV. Así, es posible lidiar con los reposicionamientos (a nivel nacional e internacional) de los límites entre sectores y considerar de manera más adecuada los procesos de cambio estructural.
Una vez construida esta nueva unidad de análisis se realiza una medición del peso del sector manufacturero y se analiza el papel que han tenido la externalización y la deslocalización en su evolución.
En primer lugar, se presentan datos del sector manufacturero a través de la nueva unidad de análisis (subsistema) comparándola con los datos de la contabilidad nacional convencional (también llamada de industria).
Figura 1. Evolución del sector manufacturero en el empleo de acuerdo con el enfoque tradicional y de subsistemas, 1995-2018, en porcentaje sobre total.
Fuente: ICIO OCDE database. Elaboración propia.
Es posible observar, en función del tipo de enfoque, una discrepancia significativa en el peso atribuido al sector manufacturero. El enfoque tradicional subestima el peso del sector en casi 7 p.p. en 2018. Al usar el enfoque de subsistemas, reconocemos su mayor capacidad para generar empleo al incorporar todo el conjunto de sectores, manufactureros o no manufactureros, que forman parte de la producción manufacturera.
Además, ambos enfoques reflejan una disminución de alrededor del 2% de media anual en el peso del empleo manufacturero durante el período anterior a la crisis. Sin embargo, sus diagnósticos difieren notablemente a partir de 2009. Mientras que el enfoque tradicional indica que hay desindustrialización al seguir una trayectoria descendente, el de subsistemas muestra una tendencia relativamente positiva y estable. Esto sugiere que parte del empleo manufacturero no ha desaparecido, sino que ha sido externalizado hacia otros sectores, principalmente el de servicios. La desindustrialización reflejada en la contabilidad nacional sería más aparente que real, resultado de una ilusión estadística más que de una pérdida efectiva de capacidad productiva.
Este proceso se evidencia en el grado de servitización del sector manufacturero. La siguiente tabla muestra el peso del sector servicios como proveedor del subsistema manufacturero. Dado que no es posible identificar qué tipos de servicios se externalizan para ahorrar costes o para incorporar mayor valor añadido a través de la innovación, se diferencian dos tipos de insumos de servicios. Por un lado, los servicios auxiliares que por lo general presentan empleos más precarios, cuya motivación de externalización es el ahorro de costes. Por otro lado, los servicios intensivos en conocimiento (KIBS) que están vinculados a la provisión de conocimiento e impulsores de la innovación y contribuyen a la expansión del sector manufacturero, incrementar su productividad y mejorar su competitividad (no precio).
Tabla: Peso del empleo en servicios en los subsistemas manufactureros como porcentaje del empleo total en cada subsistema manufacturero
KIBS |
Servicios auxiliares |
Total |
|||||||
1995 | 2009 | 2018 | 1995 | 2009 | 2018 | 1995 | 2009 | 2018 | |
Total | 4,2 | 7,1 | 7,4 | 10,8 | 12,6 | 13,0 | 21,1 | 24,7 | 25,6 |
Basado en ciencia | 6,9 | 9,9 | 8,8 | 14,5 | 15,0 | 15,0 | 28,7 | 31,6 | 29,9 |
Proveedores especializados | 4,2 | 6,6 | 9,3 | 8,7 | 11,8 | 11,7 | 18,4 | 23,7 | 26,2 |
Intensivos en información y tamaño | 4,0 | 7,1 | 7,3 | 10,8 | 12,8 | 13,4 | 21,6 | 26,0 | 26,3 |
Dominados por la oferta | 2,8 | 5,0 | 5,5 | 10,0 | 11,1 | 12,1 | 17,7 | 20,5 | 21,8 |
Fuente: ICIO OCDE database. Elaboración propia
Las diferencias entre los dos enfoques se reflejan en el fuerte grado de servitización, representando en el año 2018 un 25% del subsistema manufacturero. Esto explica en parte la desindustrialización aparente que veíamos anteriormente. Algo que llama la atención dentro de los tipos de servicios es que los auxiliares son los que tienen un mayor peso, es decir, los servicios de bajo contenido tecnológico como estrategia de ahorrar costes, lo cual se refleja en una debilidad del sector manufacturero.
No obstante, los servicios KIBS también han crecido, por lo que se podría decir que hay cierto grado de modernización del sector manufacturero. Esto se produce sobre todo en los sectores manufactureros de mayor contenido tecnológico (basados en ciencias y proveedores especializados) que son precisamente los sectores que menos se desindustrializan (ver artículo el artículo para los detalles por sectores). Por lo que este tipo de servicios contribuyen a contener la desindustrialización. No obstante, el peso de los KIBS en los sectores manufactureros sigue siendo más bajo que el de otros países del centro de Europa como Alemania.
Finalmente, se pretende analizar la influencia de la deslocalización sobre el sector manufacturero, considerando a su vez la naturaleza global o regional de la inserción externa de las manufacturas.
Figura 2. Deslocalización del empleo manufacturero agregado por área geográfica, 1995-2018, en porcentaje sobre total.
Fuente: ICIO OCDE database. Elaboración propia.
Hasta el año 2008 las cadenas manufactureras españolas vivieron un proceso de deslocalización creciente, especialmente hacia fuera de la Unión Europea, y con una importancia destacable del papel que ha jugado China.
Sin embargo, tras la Gran Recesión, esta tendencia se ralentizó significativamente, iniciándose un proceso de regionalización o “nearshoring” de los países de la UE. Además, la reducción en la importancia de China refleja que el desacoplamiento de este país se produjo antes de la crisis, siendo uno de los factores críticos en la reducción de la globalización tras 2008 debido a las políticas de competencia estratégica entre EEUU y China.
Así, mientras la apertura global de las CGV fue una fuente de pérdida industrial en el periodo precrisis, su ralentización y reorganización territorial podrían estar ayudando a contener la desindustrialización en el periodo posterior.
En definitiva, los resultados del estudio sugieren que la contabilidad nacional convencional subestima peso del sector manufacturero al omitir sus vínculos intersectoriales. Esto tiene implicaciones significativas en la interpretación de la evolución del empleo manufacturero: la desindustrialización tras 2008 es, en gran parte, una ilusión estadística originada por la externalización del empleo para hacer frente a la crisis. En este sentido, el sector manufacturero se caracteriza por el predominio de insumos de servicios de bajo contenido tecnológico y con servicios innovadores por debajo del nivel de otros países europeos. Además, la deslocalización, sobre todo hacia fuera de la UE, ha jugado un papel importante en la desindustrialización precrisis, mientras que la ralentización (y regionalización) de este proceso ha contribuido a contenerla.
Estos resultados tienen importantes implicaciones en materia de política económica, particularmente en relación con la contención de la desindustrialización. La política industrial ha vuelto a las agendas gubernamentales para abordar este reto e impulsar algunos sectores considerados estratégicos. El análisis presente ha destacado la importancia de los vínculos sectoriales y el potencial de efectos indirectos en sectores específicos, no solo en el sector manufacturero, sino también en el de servicios. El papel de los KIBS es especialmente importante, lo que pone de relieve la necesidad de fortalecer los vínculos entre estos sectores y el sector manufacturero para contener los procesos de desindustrialización a la par que mejoran su productividad y lo hagan más competitivo en los mercados externos. En consecuencia, la política industrial debe abordar el fortalecimiento entre este tipo de sectores.