La Comisión Europea acaba de publicar sus Previsiones económicas de verano de este año (European Economic Forecast Summer 2020), las cuales incluyen información de gran interés sobre la dinámica que está experimentando actualmente el empleo en la zona euro a través del Employment Expectations Indicator (Indicador de expectativas del empleo en español). Este indicador mensual, que ha empezado a elaborarse este año, se deriva de la Business and Consumer Survey y mide las expectativas de los directivos en relación con la evolución prevista del empleo en sus empresas en los siguientes 3 meses. En la encuesta cada uno de ellos elige entre 3 posibles respuestas (expectativas mejoradas, sin cambios o deterioradas, respectivamente) y con esa información se calcula una media ponderada de cuatro sectores de actividad (industria, servicios, comercio minorista y construcción) y ajustada estacionalmente. El indicador está calculado en una escala normalizada y estandarizada, donde 100 es la media histórica entre 2000 y 2019, por lo que los valores superiores (inferiores) a 100 indican que las expectativas de empleo de los gerentes son altas (bajas) según los estándares históricos. A su vez, su desviación estándar es de 10, por lo que el indicador está dentro del rango de 90 a 110 en aproximadamente el 68% de los casos en un contexto de normalidad. Diversos análisis muestran que en la práctica este indicador está fuertemente correlacionado con la evolución real del empleo (y, tal y como puede verse en el gráfico 1, con indicadores compuestos de confianza de alcance más general, como el Economic Sentiment Indicator), por lo que ofrece información de gran interés sobre la dinámica a corto plazo del empleo asalariado y, por extensión, del mercado de trabajo en la zona euro.

La utilidad de este indicador en esta coyuntura específica se deriva de que el muy intenso deterioro del mercado de trabajo de la zona euro durante la primera mitad de 2020 se ha trasladado esencialmente al número de horas trabajadas, pero no se recoge adecuadamente todavía en todas las estadísticas de empleo. Esta circunstancia se refleja, por ejemplo, en que a pesar de la caída significativa de la actividad económica en la zona euro durante el primer trimestre del año la caída del empleo fue de únicamente el 0,2% (0,1% en la Unión Europea), lo que contrasta con la estrecha relación que habitualmente vincula a los cambios del empleo y el PIB. Además, el incremento del desempleo también fue poco significativo (aumentando del 7,1% en marzo al 7,3% en abril). Esto es así tanto por las medidas adoptadas para contener el impacto de la pandemia en los mercados de trabajo (entre las que destacan los esquemas de protección a corto plazo del empleo, como los ERTE adoptados en el caso de España) como por el decalaje entre las oscilaciones de la actividad y el empleo que se deriva de cuestiones de ámbito tanto legal (como la imposición temporal de restricciones para despedir en ciertos países) como estadístico (asociadas a la dificultad, en contextos de restricciones a la movilidad personal, de cumplir los requisitos de estar disponible para trabajar y de estar buscando activamente empleo para ser considerado desempleado). Se da la circunstancia, además, de que en estos ámbitos existe una importante heterogeneidad entre países (para el caso concreto de España y la Encuesta de Población Activa ver aquí), lo que dificulta las comparaciones internacionales.

En la situación actual, indicadores prospectivos como el Employment Expectations Indicator pueden ofrecer información complementaria (y seguramente más correcta) del impacto del deterioro económico en la situación y perspectivas del mercado laboral. En este sentido, tal y como se puede observar en el gráfico 1, dicho indicador alcanzó en abril de 2020 para el conjunto de zona mínimos históricos para las últimas décadas (con un valor de 58,9 puntos), situado muy por debajo de los niveles alcanzados en 2009 durante la Gran Recesión (en torno a 70 puntos). En este contexto tan negativo, las únicas buenas noticias son que el indicador comenzó a repuntar de forma relativamente vigorosa durante mayo y, especialmente, junio (con el mayor incremento mensual del indicador en toda la serie histórica), una circunstancia que implica que se está produciendo una cierta recuperación en los niveles de empleo al hilo del relajamiento de las medidas de confinamiento y restricción de la movilidad en diversos países europeos. Sin embargo, tal y como destaca el propio informe de la Comisión Europea, el regreso del mercado laboral a la situación previa a la pandemia se va a encontrar con muchos obstáculos, incluyendo las limitaciones temporales inherentes a los esquemas de subsidios laborales a corto plazo, así como las incertidumbres en torno tanto a la magnitud del deterioro de la actividad económica como a las decisiones que podrían volver a adoptarse sobre las medidas de distanciamiento social y limitación de la movilidad. En este contexto, el informe destaca que los aumentos que finalmente se alcancen en las tasas de desempleo pueden ser particularmente elevados en aquellos países donde el desempleo era ya relativamente alto antes del comienzo de la pandemia, donde el repunte económico se espera que sea comparativamente más lento y donde los mercados laborales y las redes de seguridad social no son particularmente eficientes, características que, desafortunadamente, se dan todas ellas en España.

Gráfico 1.
Economic Sentiment Indicator (ESI) y Employment Expectations Indicator (EEI).
Media de 2000-2019=100.

Gráfico 1

Fuente: Comisión Europea (2020), European Economic Forecast Summer 2020 (https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/economy-finance/ip132_en.pdf).

A partir de la información desagregada que ofrecen los resultados detallados de la Business and Consumer Survey del mes de junio (aquí) se puede constatar, a su vez, cómo los resultados agregados esconden una dinámica laboral relativamente heterogénea tanto por sectores como por países. Así, por ramas de actividad se observa que el deterioro laboral durante marzo y abril fue particularmente intenso en el comercio minorista y el resto de servicios, así como que la fuerte recuperación de los últimos dos meses ha permitido recuperar en todos los sectores una porción (entre el 40% y el 60%) de las pérdidas récord que se produjeron en marzo y abril (gráfico 2).

Gráfico 2.
Employment Expectations Indicator (EEI) por sector de actividad.
Media de 2000-2019=100.

Gráfico 2

Fuente: Comisión Europea (2020), Business and consumer survey results for June 2020 (https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/full_bcs_2020_06_en.pdf).

Por su parte, la importante heterogeneidad entre países es evidente, por ejemplo, en la magnitud del deterioro laboral inicial asociado a la pandemia. Así, mientras que para la mayoría de los países de la Unión Europea (entre ellos España o Francia) el mínimo histórico alcanzado en las últimas décadas por el Employment Expectations Indicator corresponde a la coyuntura actual asociada a la crisis económica derivada de la pandemia de covid-19, en otros el deterioro de las expectativas laborales fue, sin embargo, comparativamente mayor o bien en el contexto de la Gran Recesión (este es el caso de Alemania) o bien durante la crisis que afectó posteriormente a economías europeas periféricas de la zona euro (Italia, Grecia o Chipre). Otra muestra en este sentido es que los valores extremos del indicador en abril de 2020, la peor coyuntura laboral asociada a la actual crisis presentan un rango extremadamente amplio (desde los 25,4 puntos de Dinamarca hasta los 102,4 puntos de Grecia).

En el caso particular de España el indicador alcanzó un mínimo histórico en abril de 2020 (cuadro 1; por cuestiones de espacio, el mismo incluye información únicamente para España y los promedios de la Unión Europea y la zona euro, respectivamente), con un valor de 64,7 que sugiere un importante deterioro laboral en relación con la media histórica de la economía, pero no muy distinto del promedio de la Unión Europea o la zona euro (con valores de 59,6 y 58,9, respectivamente) y a mitad de camino del experimentado por otras potencias europeas, como Francia (47,9) o Alemania (78,7). En el mismo sentido, cabe destacar también que la importante recuperación del indicador en nuestro país, durante mayo y junio (hasta alcanzar valores de 87,2) es también relativamente similar a la observada para la Unión Europea y la zona euro lo que, en suma, sugiere una dinámica de las expectativas laborales durante la crisis muy similar a la observada en el conjunto de Europa.

Cuadro 1.
Employment Expectations Indicator (EEI) para la Unión Europea, la zona euro y España. Valores mínimos y máximos en el periodo 2000-2020 y últimos valores.
Media de 2000-2019=100.

Tabla 1

Tabla 2

Fuente: Comisión Europea (2020), Business and consumer survey results for June 2020 (https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/full_bcs_2020_06_en.pdf).

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