El Informe Anual del Banco de España (ver aquí) publicado esta semana vuelve a plantear la necesidad de intensificar la competencia en el sector de la distribución de carburantes. En 2010 el barril de referencia en Europa se encareció en media el 35% pero en España el aumento del precio antes de impuestos de los carburantes fue mayor que en el conjunto de la zona euro.

La opinión del Banco de España coincide con la emitida el pasado mes de marzo por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) en su Informe de seguimiento sobre la competencia en el sector de carburantes de automoción (ver aquí), actualización de otro previo publicado en 2009 (ver aquí). El informe concluye que existen serios problemas de competencia en el sector de la distribución de carburantes. El Cuadro reproduce los cálculos hechos por la Comisión sobre los precios antes de impuestos de la gasolina y del gasóleo de automoción en España respecto al de los países de la UE. Los precios son más altos en España respecto a la mayoría de países de la UE. Los márgenes brutos del transporte y la distribución estimados en el informe también son superiores en España. La información se refiere a 2010 y estima el sobrecoste pagado por los consumidores españoles en 1.600 millones de euros.

El informe de la CNC asocia los diferenciales de precios y márgenes en el sector de carburantes con la existencia de barreras a la entrada de nuevos operadores, tanto en el segmento mayorista como en el minorista. En el primero, la empresa CLH es propietaria de los oleoductos que constituyen el canal de distribución más eficiente para conectar las refinerías con los puntos de consumo. Las tres principales operadoras (Repsol, Cepsa y BP) controlan el 30% del capital de CLH. La estructura de propiedad favorece la fijación de tarifas de acceso a la red elevadas con el objetivo de disuadir a otros operadores de entrar al mercado. En el segmento minorista la concentración de estaciones de servicio es la más alta de la UE con un CR3 del 66%. Además, mecanismos como la venta de gasolina a través de las grandes superficies comerciales que han dinamizado recientemente el mercado europeo, en España tienen una cuota de mercado bajísima.

La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos ha criticado los argumentos de la CNC (ver aquí) señalando que el Boletín Petrolero de la UE, la fuente de información utilizada por la CNC, no es fiable para hacer comparaciones de precios debido a que los países utilizan diferentes metodologías. Sin embargo, la mayor parte de estas críticas carecen de fundamento. A titulo de ejemplo, se indica que los países recogen información de precios en días distintos de la semana, sin embargo los precios más altos de España se vienen registrando mensualmente de manera continuada durante los últimos tres años.

 Todo apunta a que la débil competencia está en el origen de los precios más elevados que pagan los consumidores españoles por los carburantes de automoción. Para corregir esta situación la CNC propone  que se regule el precio de acceso a la red de transporte de hidrocarburos por oleoducto, que los operadores al por mayor salgan de la propiedad y la gestión de CLH, que se tengan en cuenta criterios de competencia en la concesión de estaciones de servicio en las carreteras y que se facilite la apertura de estaciones de servicio en los grandes establecimientos comerciales.

No es la primera vez que, en fechas recientes, se señala con el dedo a sectores productivos concretos de la economía española con problemas de competencia. Recuérdese la decisión de la Comisión Europea (ver aquí) relativa al mercado de acceso a Internet con banda ancha. España ha tenido durante un periodo de tiempo muy prolongado los precios más altos de acceso a Internet de la UE debido a una práctica de estrechamiento de márgenes entre el precio minorista de Telefónica y el precio para el acceso mayorista de otros proveedores.

En las industrias de red se ha hecho en los últimos años, en España, un importante esfuerzo de liberalización y de reforma regulatoria. Sin embargo, en el mercado de carburantes y en determinados segmentos de las telecomunicaciones han de darse pasos adicionales para intensificar la competencia. En este sentido, las mediadas de fomento de la competencia en los mercados de bienes y servicios son un componente más de las reformas estructurales que precisa la economía española para salir de la situación actual de crisis. Un componente tan importante como la reforma laboral o la reestructuración y recapitalización del sistema financiero. Igual de importantes y con efectos más rápidos sobre el empleo y sobre la mejora del bienestar de la población.

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