La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) formalizó ayer (28/2/2013) la adquisición de los activos inmobiliarios traspasados por las entidades encuadradas en el llamado grupo 2 (Liberbank, BMN, Ceiss y Caja3) completando así el proceso iniciado a finales de diciembre de 2012, momento en el cual se hizo con los aportados por Bankia, CatalunyaBank, NCG Banco y Banco de Valencia. Parece pues un buen momento para  hacer un balance provisional sobre la crisis bancaria actual, empezando por cuantificar los recursos comprometidos en su resolución: 185.000 millones de euros a día de hoy, que contrastan con los 22.118 millones de euros de 2011 que, según el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, fue preciso movilizar para hacer frente a todos los episodios de crisis bancarias acaecidos en España entre 1978 y 2004.

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Como puede verse en el cuadro 1, la naturaleza los recursos invertidos, y por tanto el riesgo asumido, es muy dispar. Una parte importante de los apoyos prestados (117.497 millones de euros para ser exactos) son avales otorgados por el Tesoro español a las entidades de crédito y, más recientemente, a la SAREB para facilitar la captación de fondos en un caso y financiar la adquisición de activos inmobiliarios en el otro. Las emisiones realizadas por bancos y cajas no solo no han causado hasta la fecha ningún quebranto a la hacienda pública española, sino que han generado ingresos en forma de comisiones. Esperemos, cosa harto más discutible, que ocurra lo mismo con las emisiones de deuda senior realizadas por la SAREB.

La inyección de capital (60.000 millones de euros) ha sido otra de las vías de apoyo al sistema bancario implementadas en España. Aportados en su mayor parte por el FROB y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), la recuperación integra de tales recursos está descartada. De hecho, el FROB da ya por perdidos la práctica totalidad de los 14.500 millones de euros “invertidos” en las entidades integradas en los grupos I y II.

Para facilitar su venta, algunas de las entidades en crisis se han beneficiado adicionalmente de un esquema de protección de activos (EPA). Como su nombre indica, tales esquemas cubren un porcentaje (80 por ciento, por ejemplo, en los casos de Unnim Banc y CAM) de las pérdidas que puede generar una cartera de activos predeterminada durante un cierto periodo de tiempo (diez años en los ejemplos citados). Tardaremos pues en conocer las pérdidas finales que acabará generando la crisis bancaria actual.

El desconocimiento de su cuantía exacta no impide señalar que las pérdidas serán elevadas y muy superiores a las ocasionadas por las crisis que tuvieron lugar en la parte final del siglo XX (8.921 millones de euros de 2011 según, de nuevo, el FGDEC). Dado el origen de los fondos, es también evidente que la mayor parte de las mismas recaerán sobre los contribuyentes.

2 Comentarios

  1. Hola Antoni, gracias por la entrada que considero muy interesante. Sólo me gustaría reseñar que las emisiones de deuda senior realizadas por la SAREB para entregar a las instituciones financieras intervenidas a cambio de sus activos tóxicos han sido avaladas por el Estado, con lo que el contador del gasto para nuestros bolsillos ya empezó a funcionar.

    La única manera en que la SAREB podría compensar ese gasto sería dando beneficios importantes obtenidos de la venta de dichos activos. Pero, para llegar a este beneficio, la SAREB tendría que colocar en el mercado los activos tóxicos a un precio muy superior al pagado por ellos y, por tanto, muy superior al que el mercado está dispuesto a pagar en estos momentos.

    Esto tiene dos consecuencias. La primera es que la SAREB no va a ayudar a que el precio de la vivienda baje a niveles pre-crisis, niveles asequibles al bolsillo del salario medio, perjudicando sobremanera la recuperación de la capacidad de compra de los salarios en esta crisis de demanda no keynesiana que sufrimos desde el año 2006. La segunda es que estos activos van a tener que estar, por tanto, mucho tiempo en los libros de la SAREB, seguramente los quince años de su existencia, y ello va a suponer un desembolso adicional contínuo para su mantenimiento. Un agujero sin fondos para el bolsillo de los ciudadanos de este país. Un bolsillo ya demasiado deteriorado por el resto de las medidas de estos últimos dos Gobiernos.

    Sin recuperación del mercado interno nunca saldremos de esta crisis.

    Un saludo,

    Rafael

    • Gracias Rafael por tu comentario.

      Comparto tu diagnóstico en el sentido que una parte considerable de los activos de la SAREB permanecerán “almacenados” durante un largo periodo de tiempo. Entre otras razones, por la propia estructura accionarial de la sociedad, integrada mayoritariamente por entidades bancarias y/o con intereses en el mercado inmobiliario. No hay descartar pues, por ejemplo, que los accionistas bancarios de la SAREB, dadas las abultadas carteras de activos inmobiliarios que mantienen en su poder, presionen para que ésta ralentice sus ventas, evitando así una drástica caída de precios y una mayor competencia por los potenciales compradores de inmuebles, a la sazón escasos. Como seguro recordarás, el mismísimo BCE alertaba en su dictamen sobre el Real Decreto 1559/2012 de la posible existencia de conflictos de intereses en la SAREB.

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