Hace poco más de un año, el presidente Obama presentó al Congreso de los EEUU la Agenda 2010 sobre Política Comercial. En la Agenda se recogían todos los aspectos vinculados a la política comercial norteamericana, como la posición en la eterna Ronda Doha (que, por cierto, cada vez más se acerca al filo del fracaso, pinchar aquí). Pero sin duda el aspecto más llamativo de esa agenda fue la National Export Initiative (NEI), que plantea doblar las exportaciones entre 2009 y 2014. Con ello se propone, además, crear 2 millones de puestos de trabajo asociados a esa expansión de las exportaciones norteamericanas. Como el año 2009 fue un mal año exportador, y la propuesta toma como base ese año, el objetivo no parece descabellado. De hecho, podemos observar (ver Gráfico) que la tendencia previa sitúa ese objetivo en algo alcanzable, si bien es verdad que para ello es necesario extrapolar los mejores años exportadores de las dos últimas décadas (2003/2008), periodo en el que las exportaciones crecieron un 77%.
¿Es posible un crecimiento de esa magnitud en el caso de España? Como con Estados Unidos, el pésimo resultado exportador de 2009 jugaría a favor. En 2004 las exportaciones de bienes (Estadísticas de Aduanas) alcanzaron 149,9 millardos de euros. En 2008 fueron 189,2 y, un año después, 159,9. Doblar el dato de 2009 implicaría alcanzar unas exportaciones de 320 millardos de euros en 2014, siempre a precios corrientes. ¿Es ese un objetivo razonable? La respuesta es que no. Doblar las exportaciones en cinco años implica una tasa interanual media del 15%. Es cierto que en 2010 el crecimiento fue superior (17,4%) pero, como se ha dicho, la comparación se hace sobre un año previo muy anómalo. También es cierto que acabamos de conocer que en los dos primeros meses de 2001 han crecido nada menos que un 29,1% respecto al mismo periodo del año previo. El crecimiento es espectacular, aunque también se ve favorecido por la comparación con el dato aún deprimido de comienzos del año previo.
En una perspectiva un poco más amplia, la mayor tasa de crecimiento de las exportaciones españolas en los últimos años se produjo en 2006, cuando crecieron diez puntos respecto al año previo. Por tanto, un objetivo ambicioso puede ser lograr un crecimiento medio del diez por ciento anual. Aplicado sobre el dato de 2009, implicaría alcanzar en 2014 unas exportaciones de 257 millardos de euros. Naturalmente, ello pasa por suponer que se mantiene el actual ritmo de crecimiento del comercio mundial, además de otros factores como la continuidad en la diversificación geográfica de nuestras exportaciones o la propia evolución de la demanda interna.
Todos estos números pueden tener una implicación importante. Como señalé al principio, la NEI estima una creación de dos millones de nuevos puestos de trabajo para Estados Unidos si se alcanzara el objetivo de doblar las exportaciones. ¿Cuál sería el efecto del cálculo anterior para España? No voy a entrar aquí en los detalles, pero una simple aplicación del análisis input-output nos ofrece alguna pista útil. Con la Tabla Input Output Simétrica de 2005 (la última disponible), se calcula que un aumento de las exportaciones de bienes y servicios del 10% generaría 269.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (pinchar aquí). En ese cálculo se ncluyen exportaciones de servicios (un 25% del total), aunque no de todos (no se incorporan buena parte de las exportaciones de servicios turísticos). Por lo tanto, con todas las precauciones propias de un análisis de este tipo, no parece demasiado aventurado suponer que un aumento del 50% de las exportaciones españolas permitiía crear un millón de puestos de trabajo. Como se ve, los resultados son similares a los estimados para el caso de Estados Unidos, lo que sin duda está relacionado con la mayor tasa de apertura de una ecoonomía de menor tamaño como la española. Trasladado a los datos actuales de la EPA (y sin considerar que los datos de empleo EPA y de las TIO son metodológicamente distintos), un millón de empleos permitiría reducir la tasa de paro en algo más de tres puntos porcentuales, si suponemos que el 80% del empleo creado viniera del desempleo, y un 20% de la población inactiva. No estaría nada mal una contribución de esa magnitud a lo que, por largo tiempo, va a volver a constituir el principal problema social y económico de España.
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