El pasado viernes 1 abril se aprobó el inicio de la reforma del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), que pasará a convertirse en entidad pública empresarial. La finalidad explícita de la reforma es que esta institución pase a centrar su actividad en la prestación de servicios de alto valor añadido y financiación de proyectos, y reduzca su actividad subvencionadora. Al mismo tiempo, debe apoyar el proceso – ya en curso – de diversificación geográfica de las exportaciones españolas, con el objeto de aumentar el peso relativo de los mercados no-UE. Esto sin duda constituye una buena noticia, máxime cuando no está claro cuál puede ser el impacto de la reforma adoptada el pasado mes de diciembre (Real Decreto 13/2010) sobre la financiación de las Cámaras de Comercio, cuyo papel sobre la internacionalización de muchas pymes españolas ha sido muy importante.
Merece pues la pena dedicar un poco de tiempo (y espacio) a analizar la situación y perspectivas de la actividad exportadora en España. En una entrada previa el profesor Rafael Myro, ha llamado la atención sobre la necesidad de estimular el crecimiento de las exportaciones, especialmente cuando es previsible que la recuperación económica, en el momento en que se produzca, vuelva a presionar negativamente sobre el déficit por cuenta corriente. Efectivamente, es sin duda la contención del déficit estructural de la balanza comercial (y en pocas ocasiones el término estructural resulta más adecuado) lo que permitirá aliviar el previsible empeoramiento de la balanza por cuenta corriente una vez se retome un crecimiento económico mínimamente sostenido. Es más, es la propia actividad exportadora de las empresas la que puede ayudar de un modo decisivo a retomar tasas de crecimiento que permitan empezar a generar empleo neto. Hasta que ese momento llegue, sin embargo, la atención se centra en cuál es el papel que las exportaciones están jugando en la incipiente recuperación económica. En esta entrada haré tan solo algunas reflexiones generales. En posteriores entradas indagaré más en la cuestión, ofreciendo una visión más detallada de carácter microeconómico.
No cabe ninguna duda de que la demanda exterior, a través de las exportaciones de bienes y servicios, está contribuyendo de modo decisivo a la recuperación de la actividad económica. Los últimos datos de Contabilidad Trimestral indican que la contribución neta de la demanda externa neta (exportaciones – importaciones) al crecimiento es de 1.2%, compensando sobradamente la contribución negativa de la demanda interna (-0,6%) Esto es el resultado de la combinación de un crecimiento notable de las exportaciones que, en tasa interanual, dobla al de las importaciones (10,5 frente a 5,3).
Una forma de observarlo es comprobar la evolución de la cuota de las exportaciones de bienes en el PIB. Como puede verse en el Gráfico, desde mediados de la década de los noventa esa cuota se ha situado en una banda del 15% al 20% del PIB. De hecho, fue creciendo hasta finales de la década de los noventa, pero a partir de entonces mantuvo una tendencia ligeramente decreciente que se mantiene hasta mediados de 2008. En ese momento se produce un desplome que le lleva a perforar el suelo de esa banda en los dos primeros trimestres de 2009. Téngase en cuenta que esto no es sino el reflejo de la crisis del comercio mundial en 2008, sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial: en ese año el comercio mundial se desploma nada menos que un 12 por ciento, según los datos revisados más recientes de la OMC. El descenso fue del 15 por cien de caída en el caso de las manufacturas (frente al 3 en productos agropecuarios, y 4,5 en productos energéticos y de la minería). A partir de finales de 2009 se produce una notable recuperación de la actividad exportadora, cuyo perfil, dado lo que conocemos hasta ahora sobre la evolución de la demanda interna, parece que le conduce de nuevo a sobrepasar de nuevo el 20% de peso en el PIB. En pocos días, cuando se publique la contabilidad trimestral correspondiente al primer cuatrimestre de 2011, veremos si eso ha sido así.
¿Quién está liderando ese crecimiento de las exportaciones? Los datos definitivos de la Encuesta Sobre Estrategias Empresariales para 2009, obtenidos con una muestra constante de empresas en 2008 y 2009, nos indican que son las empresas de tamaño mediano las que tuvieron mejor comportamiento relativo en aquel año. Las empresas pequeñas (entre 10 y 50 trabajadores) y grandes (más de 200 trabajadores), sin embargo, experimentaron caídas acusadas de los flujos de exportación. Aunque la utilización de una muestra constante de empresas no nos permite averiguar la relevancia de los márgenes extensivo e intensivo, parece razonable esperar que el aumento en el corto plazo (un año sobre el anterior) de las exportaciones se esté apoyando en el aumento de la capacidad exportadora (en productos y mercados) de las empresas ya instaladas. En una próxima entrada analizaré con más detalle esta cuestión. A ese respecto, lo ocurrido con las exportaciones (e importaciones) norteamericanas en el contexto de la crisis asiática en 1997 nos servirá de un buen punto de referencia.
[…] fue el mecanismo desencadenante del boom. Diego Rodríguez lo ha tratado en este blog (ver aquí). Sin embargo, en la última década (2001-2010) el dinamismo relativo (respecto a otros países […]
[…] menos debido a la caída del consumo privado de las familias españolas (en 2009 las importaciones se redujeron en un 27%). Es decir, el déficit comercial se está reduciendo porque ahora somos mucho más pobres y […]
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