En los últimos días, los medios de comunicación españoles se han hecho eco de una información procedente de la OMC, alertando acerca de una disminución importante durante 2010 de la cuota de España en las exportaciones mundiales de bienes, una noticia que sorprende pues las ventas españolas al exterior aumentaron a un ritmo muy apreciable a lo largo de este último año (ver la reciente entrada del profesor Diego Rodríguez). Para tratar este importante asunto, hemos invitado a nuestra compañera Elisa Álvarez, profesora de la Universidad de Valladolid, que nos envía el texto que sigue.
La cuota de España en las exportaciones mundiales de bienes alcanza valores diferentes conforme a las estadísticas de la OMC y las que reúne Naciones Unidas en su base de datos Comtrade. Como se refleja en el Gráfico 1 (haciendo clic sobre él puede verse ampliado) las evoluciones son muy parecidas, pero los niveles son siempre más altos en la segunda de las fuentes citadas, que cuenta con la ventaja de ofrecer una considerable desagregación sectorial. Este hecho la hace preferible para el análisis y probablemente más fiable, pues un mayor detalle en la información suele conllevar una superior exigencia estadística. Seguramente por la misma razón, en esta base todavía no se han incorporado los datos correspondientes a 2010.
Con todo, la disminución de la cuota que revelan los datos de la OMC para España resulta sorprendente, a la luz de la trayectoria seguida por las exportaciones españolas y mundiales, por lo que cabe esperar que, como viene siendo frecuente, esta organización modifique más adelante el registro avanzado. En efecto, el retroceso de la participación española durante 2010 se deriva de un incremento en sus ventas exteriores, expresado en dólares corrientes, del 7,6%, difícilmente compatible con la información procedente de otras fuentes estadísticas. Así, según la CNE, las exportaciones de bienes aumentaron un 13,6% en volumen y un 17,4% en términos nominales. Como el dólar se depreció frente al euro en un 7,2%, el valor de las exportaciones españolas en dólares corrientes debería haber sido sensiblemente superior. De esta forma, la cuota de España, calculada en términos reales, apenas habría descendido, toda vez que las ventas mundiales de bienes crecieron un 14,5%. Como tampoco tendría que haberlo hecho en valores nominales, y aun menos medida en dólares.
En cualquier caso, cuando se examina la cuota de las exportaciones españolas haciendo uso de Comtrade, lo más relevante no es constatar su sostenimiento desde hace varios años, al menos hasta 2009, sino su mejor comportamiento comparativo (véase el Gráfico 2). Entre las grandes economías europeas, únicamente Alemania ha incrementado en mayor medida que España sus envíos al exterior, en tanto que Italia y, sobre todo, Francia y Reino Unido, han sufrido un marcado recorte de su participación en las transacciones internacionales de bienes. Si el análisis se amplía a la totalidad de socios de la Unión Europea, la evolución de la cuota española se revela asimismo más favorable que la de algunas otras economías de elevado nivel de desarrollo, como Suecia, Finlandia o Dinamarca; de manera que, entre los países de renta per cápita alta, únicamente Bélgica, Holanda, Alemania y Austria deparan resultados más positivos que España. Fuera del espacio comunitario, la trayectoria dibujada por la oferta exterior española contrasta también muy favorablemente con la de Estados Unidos y Japón, cuyas ventas han mantenido una tasa de ascenso bastante más pausada que el promedio mundial en la generalidad de los años del periodo considerado.
Por tanto, en términos agregados, y al contrario de lo sucedido en la mayoría de economías avanzadas, la intensa competencia ejercida por las nuevas áreas de crecimiento, representadas por el grupo de países conocidos como Eagles[1], (Emerging and Growth-Leading Economies) cuyos flujos comerciales, excepción hecha de México, han aumentado a un ritmo acelerado (Gráfico 3), no ha provocado un desplazamiento de los productos españoles de los mercados internacionales. El que esto mismo siga sucediendo en los próximos años constituye la gran apuesta de la economía española.
[1] Se conoce por este acrónimo (águilas en español) a los diez países cuya contribución individual al crecimiento del PIB mundial durante la presente década superará, de acuerdo con las previsiones del BBVA (2010), a la de la media de las grandes economías desarrolladas (excluido Estados Unidos). Por orden de mayor a menor aportación, estos países son: China, India, Brasil, Corea del Sur, Indonesia, Rusia, México, Turquía, Egipto y Taiwán. Esta lista de economías clave para los próximos años se completa con otra en la que se incluyen países con potencial de convertirse en eagles, los denominados países nido: Nigeria, Polonia, Sudáfrica, Tailandia, Colombia, Vietnam, Bangladesh, Malasia, Argentina, Perú y Filipinas.
Estupendo post, muy claro y relevante.
La evaluación que hagamos del potencial exportador de nuestra economía es crucial para establecer los cauces para salir de la crisis.
Mi visión, o más bien mi intuición ya que en modo alguno soy un experto en el tema, es que nuestro problema de competitividad a largo plazo es más grave de lo que ha venido desprendiéndose de la evolución de nuestra cuota en el comercio mundial en los últimos años.
El favorable comportamiento de nuestras exportaciones, más allá de algunas grandes empresas, se ha debido más a un cambio de actitud en las empresas respecto a la exportación, tras la entrada en el euro, que a mejoras reales en la competitividad de nuestros productos.
Sin duda este -hipotético- aumento en el número de empresas que exportan es positivo y necesario, pero no es sostenible. Una vez que su número sea similar a la de los países de nuestro entorno el crecimiento de las exportaciones tendrá que centrarse en el precio y la calidad del producto.
Ámbitos en los que, en mi opinión, tenemos problemas.
Por poner una analogía. Es como si pensáramos que la competitividad de nuestra academia ha mejorado en la misma medida que lo ha hecho nuestra cuota en las publicaciones científicas internacionales. Sin embargo, se trata casi únicamente de un cambio en los incentivos. Antes no valía la pena publicar fuera y ahora sí. Una vez que toda nuestra producción científica se dirija al exterior, como desde hace años hacen en otros países, podremos apreciar la evolución real de la calidad científica de nuestras investigaciones.
Respecto a los factores que podrían estar detrás del buen comportamiento relativo de las ventas exteriores españolas, aunque es cierto que el encarecimiento relativo de los costes laborales unitarios de las empresas de nuestro país puede suponer un riesgo para su expansión en los años venideros, también lo es que la exportación se concentra en un segmento de grandes firmas que posee una posición competitiva en costes sensiblemente mejor al promedio de los sectores (Antràs, 2010) Por otro lado, en lo que atañe a la calidad y a la diferenciación de producto, recientes investigaciones revelan la destacada situación de España en la pluralidad de bienes ofertados, así como en su singularidad comparada (Hidalgo y Hausmann, 2009). Asimismo se resalta la diversificación geográfica las oferta exterior española (Easterly et al., 2009) y su mayor crecimiento en los destinos con altos grados de competencia (Vega y Álvarez, 2010)
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