Hace algunas semanas escribía un post sobre la influencia que tenían los demás en nuestras decisiones de compra. En este post voy a hablar sobre otro tipo de influencia: la que ejercen los compañeros sobre nuestra productividad en el trabajo. Y lo voy a hacer ciñéndome a un campo muy específico: el de la ciencia.

La pregunta sería la siguiente: ¿en qué medida los científicos más brillantes hacen más brillantes a los científicos que trabajan con ellos? La respuesta a esta pregunta no es baladí. Actualmente, la competitividad de los países y de las regiones depende cada vez más de sus logros en ciencia y en tecnología. Si los científicos estrella aumentaran de forma notable la productividad de los demás científicos, una política sensata para impulsar los logros científicos y tecnológicos de una región podría consistir en “fichar” a científicos brillantes. Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma de Euskadi, Ikerbasque tiene como objetivo atraer científicos de talento, con el objetivo de que trabajen con otros científicos de universidades y centros de investigación vascos.

La intuición nos dice que el efecto de los científicos estrella sobre la productividad de los demás científicos debe ser importante. La idea principal es que estando cerca de un científico estrella se aprende mucho más que no estando a su lado. Y eso se debe a que el conocimiento no viaja bien. Por ejemplo, yo puedo leer el último trabajo de un gran científico y entenderlo. Sin embargo, si quiero conocer en profundidad la implicación de las ideas que se desarrollan en ese trabajo o quiero identificar cómo se pueden aplicar esas nuevas ideas en otras áreas del conocimiento, será necesario que discuta dichas ideas. Y nada mejor que discutirlas con el propio creador de esas ideas. Estar cerca de los científicos estrella favorece esta discusión; además, una interacción constante genera un clima de confianza que facilita la transmisión del conocimiento. Por otra parte, trabajar al lado de científicos estrella nos da acceso a otras áreas de conocimiento, de carácter más tácito, como metodologías de trabajo más avanzadas, que nos pueden permitir ser más productivos. Finalmente, los científicos estrella pueden favorecer la productividad de los demás sugiriendo áreas de investigación con posibilidades de éxito, identificando mejoras en el trabajo que están realizando otros investigadores, atrayendo más fondos de investigación y facilitando el contacto con otros científicos que nos pueden ayudar en nuestro trabajo.

Sin embargo, cuantificar el efecto que los científicos estrella tienen sobre la productividad de sus compañeros no es nada fácil. La dificultad principal reside en identificar qué porcentaje de la productividad de un científico se debe a su propio talento y qué porcentaje al efecto de los demás. Esta dificultad es todavía mayor en ciencia, ya que los científicos más brillantes suelen trabajar junto a otros científicos brillantes. Además, pueden existir otros factores que favorezcan tanto la productividad de los científicos estrella como la de sus compañeros (por ejemplo, tener un buen laboratorio). Con estas características, la estrategia idónea es encontrar algún suceso histórico, que no sea del todo esperado, que provoque cambios en la composición de los grupos de científicos. Fabian Waldinger, profesor de la Universidad de Warwick, encontró este acontecimiento histórico en una de las políticas que puso en vigor el nazismo: la expulsión de los científicos judíos de las universidades alemanas.

Apenas pasados dos meses de haber llegado al poder, el 7 de abril de 1933, el gobierno nazi introdujo una ley para expulsar del servicio civil alemán a los judíos y otras personas “políticamente poco confiables”. Los profesores de universidad, al ser miembros del servicio civil, estaban directamente afectados por esta ley. Más de 1000 académicos fueron expulsados de las universidades alemanas; entre ellos, Albert Einstein. La mayor parte de estos académicos emigraron a otros países y consiguieron una plaza de profesor en universidades extranjeras. El profesor Waldinger recopiló datos de los miembros de los departamentos de física, matemáticas y química de las universidades alemanas, y de los profesores que fueron expulsados. Para medir la productividad de los profesores que permanecieron en las universidades alemanas utilizó el número de artículos publicados en las revistas científicas de mayor prestigio en cada campo y la calidad de los artículos, medida mediante el número de veces que estos artículos fueron citados en otros artículos. Con estos datos, el profesor Waldinger pudo comparar si la productividad de los profesores que no fueron expulsados se redujo más en aquellos departamentos que habían perdido más profesores brillantes. El estudio, publicado en Review of Economic Studies, concluye que no se produjo ningún cambio en la productividad de los profesores que se quedaron en Alemania. Esta sorprendente conclusión sugiere que los científicos estrella no estaban elevando la productividad de sus colegas.

¿Cómo se explica este extraño resultado? Waldinger sugiere algunas respuestas. En primer lugar, el estudio analiza el efecto sobre la productividad durante los cinco años posteriores a la expulsión, ya que después estalla la Segunda Guerra Mundial; quizá los efectos negativos de la expulsión se percibieran a más largo plazo. En segundo lugar, los profesores que no fueron expulsados ya tenían una trayectoria científica y, por tanto, el efecto de la expulsión de otros científicos de calidad fue menor para ellos. Esto parece sugerir que el efecto de los científicos estrella es mayor sobre los científicos que apenas comienzan su trayectoria. De hecho, en otra investigación Waldinger muestra que la expulsión de los profesores de matemáticas tuvo un efecto muy negativo sobre sus estudiantes de doctorado. Por último, es posible que en las primeras décadas del siglo XX la comunidad de científicos en Alemania estuviese muy integrada. Los científicos visitaban otras universidades y había muchos congresos, lo cual facilitaba el intercambio de ideas entre científicos y reducía el valor de compartir departamento en la misma universidad.

Waldinger, junto a los profesores Moser y Voena, también ha analizado el efecto de los profesores alemanes expulsados, en concreto de los químicos, sobre la productividad de sus colegas en las universidades que les acogieron en Estados Unidos. El estudio muestra que se produjo un aumento muy importante de las patentes de química en las áreas que trabajaban los profesores alemanes emigrados. Este aumento se produjo no por la mayor productividad de los químicos estadounidenses que trabajaban en esas áreas, sino por la atracción de científicos a las áreas en las que trabajaban los químicos alemanes emigrados.

¿Qué lecciones podemos extraer de estos trabajos para la política científica? Por una parte, con el avance de las tecnologías de la información es más fácil acceder al conocimiento. Sin embargo, la generación del conocimiento todavía necesita del intercambio y de la discusión de ideas; y esta discusión será más enriquecedora cuanto más talento tengan nuestros interlocutores. Una línea de investigación sobre la que estoy trabajando, y sobre la que os hablaré con más detalle en un post en el futuro, muestra que la transmisión de las ideas es más fácil si el investigador pertenece a una red. Generar esa red no es fácil: requiere de una interacción constante entre investigadores que genere la confianza que facilite esa transmisión. Por ello es importante que nuestros investigadores jóvenes se formen con los mejores científicos, y generen una red con dichos investigadores que les permita acceder a ese conocimiento. Por otra parte, si captamos científicos estrella, parece que el efecto positivo sobre la productividad de sus colegas se produce particularmente sobre los científicos que comienzan su carrera, por lo que es importante asegurarnos de que los científicos jóvenes tienen la posibilidad de trabajar con estos científicos estrella.

3 Comentarios

  1. looking at the skin-color of American blacks will not convince anyone who doesn't want to be convinced (99% of the target population). Look at the I.Q of blacks adopted into white families in parts of Europe which have miistary-test-lcore data.

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