La generación de confianza se ha convertido en el primer y más
importante reto para la economía española en 2011. Es un deber heredado
y un logro que aún no hemos podido conseguir, inmersa como sigue la
economía en este tobogán de sospechas en torno a la deuda pública y
privada y la capacidad de reactivación económica. La agenda de medidas
es amplia. Sean o no discutibles en su contenido, se trata de un
conjunto de acciones relativamente ambicioso. Es importante, prioritario,
que estas reformas se conduzcan con mano firme, de modo que podamos poco a
poco alejarnos de las incertidumbres presentes que afectan a la prima de
riesgo y a la credibilidad del conjunto del sistema.
El sector bancario y su reestructuración son aspectos claves para
lograr la estabilidad y recuperar la senda de crecimiento e inversión.
La tarea de corto plazo es infundir confianza en ese sistema. Ayer, sin
ir más lejos, leíamos en La Vanguardia que el gobierno está pensando en
darle una vuelta de tuerca adicional a la reestructuración, para
acelerar la conversión de las cajas en bancos (por alguno de los mecanismos que
actualmente permite la ley) y para forzar en mayor medida la
profesionalización y su despolitización:
Hoy he publicado un artículo al respecto en El País:
http://www.elpais.com/articulo/economia/hora/cajas/ahorros/elpepueco/20110114elpepieco_2/Tes
Estas acciones pretendan tal vez hacer frente a las críticas que
consideran que el proceso de reestructuración precisa algo más de
firmeza en algunos aspectos, como la recapitalización, la información
contable y sobre los riesgos y el gobierno corporativo. En todo caso, la
reestructuración marcha a buen ritmo y esas medidas adicionales están
aún por confirmarse y concretarse. Al fin y al cabo, lo más importante
es que mediante el saneamiento y la transparencia se pueda dar respuesta
a los dos interrogantes principales que se ciernen sobre el sector
bancario español:
– ¿Pueden el crecimiento económico y la actividad financiera ser
suficiente para atender los vencimientos de la deuda (sobre todo
bancarios) en 2011 y 2012?
– ¿Está adecuadamente reflejada la exposición inmobiliaria y sus riesgos
actuales y potenciales sobre las cuentas de las entidades financieras?
Como comentaba anteriormente, la reestructuración se ha acelerado y
prácticamente todos los nuevos grupos consolidados han cerrado sus
consejos de administración y echado a andar en 2011 como nuevas
entidades. Esta consolidación empresarial y contable coincide con un
aumento de las exigencias informativas del Banco de España y la CNMV
respecto a la exposición inmobiliaria y los riesgos aún relacionados con
el ladrillo de las entidades financieras, esperándose que el próximo mes
de marzo se cuente con una información más detallada y certera de estos
riesgos. Estos datos podrían aportar transparencia y luz y permitir una
valoración más adecuada y menos especulativa por parte de los inversores
internacionales de la situación del sector bancario español. También
debe contribuir a esta transparencia el desarrollo de nuevos tests de
estrés, en los que cabe esperar tanta o más exigencia que la que se puso
en julio de 2010 desde el Banco de España y que contribuyó, aunque fuera
de modo temporal, a restaurar buena parte del a confianza perdida.
Todo ello, cuando las entidades que en gran parte han protagonizado el
proceso de reestructuración en España, las cajas de ahorros, habrán de
salir tarde o temprano a los mercados para captar capital. Y aquí se
define otra tarea prioritaria, que es la de la determinación y
señalización del valor económico de las cajas de ahorros. Las entidades
que cuentan con el liderazgo de la banca minorista en España, al margen
de la consolidación y de las necesidades de saneamiento, tienen un valor
de franquicia elevado que debe señalizarse no sólo para atraer
inversores sino, por encima de todo, para reforzar su posición en los
mercados de deuda y apaciguar los ánimos respecto a los problemas
actuales y potenciales que les atañen. En este punto, entre los
proyectos de integración desarrollados, destacan los Sistemas
Institucionales de Protección (SIP), que están llamados a convertirse en
el referente de la generación de valor. Las entidades que participan en
los SIP cuadruplicarán su tamaño en promedio al integrarse en estos
sistemas y la dimensión adquirida y la centralización de operaciones,
riesgos y resultados en torno a un banco les concederá un importante
soporte para tener mayor presencia en los mercados de liquidez y
capital. Eso sí, como ya se ha advertido desde diferentes instancias, la
verdadera comprensión y credibilidad de estas integraciones puede pasar
no sólo por la mutualización de resultados sino también de los activos,
que acaben dando mayor soporte y respaldo a la acción de la sociedad
central bancaria.
En este punto, insisto, reforzar y hacer visible el valor de las cajas
de ahorros, de sus grupos consolidados y SIP es esencial. Como muestra
de algunas precisiones sobre ese valor, dejo aquí un link a un artículo
que me publicaron el pasado domingo 9 de enero en El País:
No olvidemos que el objetivo final es que la recuperación del sector
bancario conduzca a éste a tener un papel más activo en la reactivación
económica. Sin crédito, difícilmente podremos crecer de forma
significativa.