Como explicaba en un post anterior, tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, la Unión Europea (UE) impuso restricciones o prohibió las exportaciones e importaciones de algunos productos desde Rusia. Con relación a las exportaciones, el objetivo de las restricciones y prohibiciones es que Rusia no pueda acceder a material militar, tecnologías de doble uso, o maquinaría que le permita mantener su actividad militar y productiva. Con relación a las importaciones, el objetivo es reducir los ingresos que Rusia obtiene del comercio internacional y así limitar su capacidad de financiar el esfuerzo bélico.

Una consecuencia de las sanciones es que las empresas de la UE tienen más dificultades para comerciar con Rusia, lo cual puede afectar negativamente a sus cifras de negocio. En respuesta, algunas empresas pueden utilizar estrategias para evitar las sanciones y seguir exportando o importando desde Rusia. Una de las estrategias que las empresas pueden implementar para evitar las sanciones es comerciar con Rusia a través de países intermediarios. Por ejemplo, una empresa de la UE podría exportar su producto a Armenia, país al que la UE no ha impuesto sanciones. Una vez que el producto llega a Armenia, un intermediario, podría re-exportar el producto a su destino final en Rusia.

Una forma de comprobar si se está utilizando la intermediación es analizar la evolución del comercio de la UE con los países vecinos de Rusia. Si tras la invasión rusa de Ucrania, la UE reduce el comercio de productos sancionados con Rusia, pero simultáneamente aumenta el comercio de estos productos con países vecinos, es probable que el comercio con Rusia se siga manteniendo a través de esos países intermediarios.

Hay varios trabajos que han analizado esta cuestión utilizando datos de comercio por productos. Chupilkin, Javorcik y Plekhanov muestran que, tras la invasión de Ucrania, la UE aumentó sus exportaciones de productos sancionados a Armenia, Kazajstán y Kirguistán. Estos países, junto a Bielorrusia y Rusia, forman la unión aduanera de Euroasia y, por tanto, los productos exportados a estos países pueden ser fácilmente re-exportados a Rusia. Sin embargo, como señalan los autores del estudio, el crecimiento de las exportaciones a estos países solamente representa el 5% de la caída de las exportaciones de productos sancionados de la UE a Rusia. Es decir, las exportaciones a Rusia a través de países intermediarios son limitadas. Borin y coautores amplían el grupo de potenciales países intermediarios con Azerbaiyán, Georgia, Serbia, Turquía y Uzbekistán. Estos autores concluyen que el crecimiento de las exportaciones de la UE a estos países tras la invasión de Ucrania solamente cubre el 10% de la caída de las exportaciones de productos sancionados a Rusia.

En un trabajo reciente, que he realizado junto a Juan de Lucio, Raúl Mínguez y Francisco Requena, hemos analizado si las empresas españolas están evitando las sanciones a Rusia comerciando a través de países intermediarios. Encontramos que las empresas españolas aumentaron sus exportaciones de productos sancionados a Armenia, Kazajstán y Kirguistán tras la invasión de Ucrania. Este crecimiento es significativo, ya que cubre el 43% de la caída de la exportación de los productos sancionados a Rusia, un porcentaje notablemente mayor al estimado por Chupilkin y coautores. En el caso de las importaciones, nuestros análisis sugieren que las empresas españolas están sustituyendo el petróleo ruso por el petróleo kazajo. En este caso, no se estaría produciendo una intermediación de comercio, sino una sustitución de comercio. Finalmente, no encontramos ninguna evidencia significativa de que las empresas españolas estén comerciando con Rusia a través de Azerbaiyán, Georgia o Turquía.

En resumen, nuestros análisis muestran que algunas empresas españolas han utilizado países intermediarios para evitar las sanciones y seguir exportando a Rusia. En el caso de las importaciones, parece haberse producido una sustitución de comercio más que una intermediación.

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