Por Alfonso Camba Crespo (UNED), José García Solanes (Universidad de Murcia) y Fernando Torrejón Flores (Universidad de Murcia).

 

Si algo nos recuerdan las crisis es que los desequilibrios económicos pueden desembocar fácilmente en complicaciones dañinas para la prosperidad de un país. Su evolución, además, no suele ser fácil de anticipar debido a la complejidad de la interactuación entre los numerosos elementos que conforman nuestras economías, incluyendo los factores internacionales, que, de hecho, van ganando peso a raíz de la integración global. Por lo tanto, resulta relevante examinar estas interrelaciones a fin de hacer diagnósticos más certeros y adoptar las medidas que resulten idóneas en cada caso.

Con el objeto de comprender mejor las interrelaciones entre los desequilibrios económicos domésticos y exteriores, en un artículo de reciente publicación presentamos un análisis sobre la relación entre cuatro variables: los desequilibrios de la cuenta corriente, los desajustes del tipo de cambio real respecto a su equilibrio, y la brecha de producción (en adelante, output gap) tanto doméstica como global. Ponemos el foco en la interactuación entre desequilibrios (la diferencia entre la variable observada y su valor estimado de equilibrio; por ejemplo, el output gap) en vez de en las variables observadas y medidas en niveles como suele ser habitual, siguiendo una línea de investigación reciente en la literatura. El interés de este enfoque radica en que puede resultar enriquecedor considerar que las posiciones estructurales afectan a la interacción entre variables; esto es, al igual que no tiene las mismas consecuencias pesar 100 kilos si uno mide 1,60 o 2 metros, el efecto de un determinado crecimiento del PIB -digamos, del 5% anual- sobre el resto de variables económicas puede ser distinto si lo registra un país emergente con un alto potencial de crecimiento o si se trata de una economía madura que casi ha alcanzado sus niveles máximos de crecimiento.

En nuestro artículo presentamos, en primer lugar, un desarrollo teórico sobre cómo se relacionan estas variables, lo cual es una novedad respecto a los estudios recientes sobre la materia, centrados exclusivamente en estimaciones empíricas. El desarrollo teórico, de forma coherente con la literatura previa, señala que la cuenta corriente tendría una relación inversa con el tipo de cambio real y con el output gap doméstico, y una relación directa con el output gap exterior, variable esta última que, además, introducimos en el citado artículo como otra novedad.

A continuación, contrastamos la validez del planteamiento teórico mediante un análisis cuantitativo que aplicamos sobre un panel de 18 economías avanzadas entre los años 1986 y 2017. También repetimos las estimaciones para las mismas economías y periodo utilizando solamente variables observadas expresadas en tasas de variación, lo que debería dar resultados coherentes con la estimación anterior ya que las posiciones de equilibrio, por su propia naturaleza, deberían tender a ser estables de tal manera que las variaciones registradas se concentren en la parte coyuntural del desequilibrio. Asimismo, esto permite sortear la posible existencia de sesgos en la estimación de las variables estructurales e, igualmente, ayuda a comprobar la robustez del análisis.

Los resultados reafirman la existencia de interacciones entre los desequilibrios examinados, y también resultan ilustrativos sobre su funcionamiento. Por un lado, hallamos que la cuenta corriente y el output gap muestran una relación inversa entre ellos, y con vínculos de causalidad bilaterales. Es decir, un alza del output gap a consecuencia de algún acontecimiento promoverá una disminución de las cifras de cuenta corriente, y viceversa. Esto conlleva que medidas que frenen el crecimiento o moderen el output gap, como políticas fiscales o monetarias contractivas, elevarán las cifras de la cuenta corriente. Observamos, así mismo, que subidas en la cuenta corriente impulsan el crecimiento del PIB tanto a nivel coyuntural como también potencial. Las variaciones de los desajustes del tipo de cambio real, por su parte, dan lugar a reacciones del signo opuesto de la cuenta corriente y del output gap. Así pues, tanto el output gap como la cuenta corriente se verían impulsados por una divisa infravalorada. Los resultados igualmente indican que un mayor nivel de crecimiento del PIB fomenta la apreciación del tipo de cambio real, observación coherente con la hipótesis de Balassa-Samuelson siempre que el crecimiento se origine por alzas en la productividad de los factores, como es habitual a medio y largo plazo.

De todo lo anterior se pueden extraer una serie de implicaciones de política económica. En primer lugar, una variación del tipo de cambio real tendente hacia la infravaloración puede resultar útil para elevar el output gap y también la cuenta corriente. Segundo, políticas fiscales o monetarias contractivas que reduzcan el crecimiento del PIB o el output gap facilitarán alzas de las cifras de la cuenta corriente. En tercer lugar, las medidas que eleven la productividad de los factores y el crecimiento fomentarán apreciaciones del tipo de cambio real, de forma coherente con lo que predice la hipótesis Balassa-Samuelson. Por último, y a la luz de los resultados, no resulta extraño que muchos países apuesten por la internacionalización, ya que políticas que logren elevar la cuenta corriente, como las de promoción exportadora, pueden impulsar el crecimiento de forma sostenida al facilitar alzas tanto del crecimiento coyuntural como del potencial.

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