Por José Ignacio Antón Departamento de Economía Aplicada (Universidad de Salamanca)

La lucha contra el cambio climático enfrenta limitaciones no triviales de Economía Política. La crisis de los chalecos amarillos en Francia ejemplifica cómo segmentos relevantes de la población pueden sentirse agraviados por las medidas de mitigación del calentamiento global. Este tipo de tensiones pueden constituir un obstáculo a la adopción de medidas de mitigación del calentamiento global. En este contexto resulta pertinente examinar cuáles son las consecuencias de las acciones contra el cambio climático sobre la desigualdad y la polarización. Este último término, que con frecuencia aparece, de forma errónea, en la literatura no especializada como sinónimo de la desigualdad, suele asociarse a la dimensión de la clase media y ser informativo sobre la probabilidad de conflicto en la sociedad analizada.

El reciente trabajo de Alesandri et al. (2024) en Ecological Economics aborda las consecuencias de la adopción del objetivo de limitar el incremento del calentamiento global en este siglo a dos grados centígrados, fruto del Acuerdo de París, sobre la estructura del empleo en Europa en el año 2030. Al margen de la exploración sobre el volumen total de ocupados en el Viejo Continente, este artículo aborda el impacto sobre la desigualdad y la polarización del mercado laboral en 28 países europeos, los actuales 27 estados miembros y Reino Unido.

Para abordar esta finalidad, dicha investigación combina un modelo macroeconométrico a cargo de la consultora Cambridge Econometrics y rankings salariales de empleos por país (delimitados estos por la ocupación y el sector de actividad a un detalle de dos dígitos), calculados por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, que permiten jerarquizar los puestos de trabajo a lo largo y ancho del continente. El así llamado modelo E3ME cuenta con elementos de inspiración postkeynesiana, incluye un rico módulo laboral que permite predecir el volumen de empleo por ocupación, industria y país desde 2015 a 2030 y que, además, se encuentra particularmente bien equipado para simular medidas de lucha contra el calentamiento global.

La utilización conjunta de las dos herramientas, modelo y rankings, mencionadas permite contar con un pronóstico de la ocupación por empleo jerarquizada por la remuneración media bajo distintos escenarios. Esta metodología posibilita, por tanto, explorar el impacto de la transición ecológica (en este caso concreto, las acciones que llevarían al cumplimiento del Acuerdo de París) a partir de la comparación entre los resultados laborales de un escenario de inacción entre 2015 y 2030 y los obtenidos bajo las medidas asociadas al escenario de aumento de dos grados centígrados durante el mismo periodo. A partir de medidas de carácter ordinal, los autores son capaces de determinar el impacto de la transición ecológica sobre la desigualdad y la polarización en el mercado de trabajo.

La implementación del escenario de incremento de dos grados centígrados se lleva a cabo en la adopción de las siguientes políticas:

  • Un precio del carbono de 155 dólares (a precios de 2012) por tonelada de CO2 que se alcanza progresivamente desde 2015 a 2050.
  • Programas públicos financiados con los ingresos de la fijación de precios del carbono destinados a mejorar la eficiencia financiera de hogares, industria y comercio de acuerdo con las recomendaciones de la Asociación Internacional de la Energía.
  • El mandato de utilización de biocombustibles en la aviación.
  • Políticas de generación de electricidad basadas en el impulso las energías renovables (fundamentalmente, eólica y solar), que incluyen tarifas de alimentación garantizadas y subsidios directos.
  • Políticas de transporte en carretera que favorezcan la adopción de vehículos de bajas emisiones que incluyen un impuesto proporcional a las emisiones de CO2 por kilómetro, mayores impuestos sobre los combustibles fósiles, retirada progresiva de los vehículos de baja eficiencia energética, la limitación de los coches de alta gama muy contaminantes en algunos países, la electrificación del transporte público, el establecimiento de límites de emisiones más bajos para los nuevos vehículos y un mandato de adopción de biocombustibles en algunos países.

El impacto de las medidas simuladas, que implican una reducción de las emisiones de CO2 aproximadamente un 20% en el conjunto de la Unión Europea y Reino Unido respecto al escenario base de inacción, sobre el PIB resulta positivo en todos los países, aunque este efecto es muy variable (Figura 1). Por su parte, el efecto sobre el empleo reviste una entidad algo inferior muestra coherencia con las previsiones sobre la evolución del producto. Estos cambios, en línea con las simulaciones más optimistas acerca de las medidas de mitigación del calentamiento, obedecen a la naturaleza del modelo empleado, en el que la inversión requerida para implementar las acciones impulsa el PIB en lugar de desplazar parcialmente la adquisición de nuevo capital en otros sectores.

Las diferencias entre países proceden del impacto de la inversión asociada al proceso de descarbonización y eficiencia energética y los efectos de la menor dependencia de las importaciones de combustibles y la reducción de sus precios. Los resultados por sector de actividad revisten mucha mayor heterogeneidad. En el conjunto de países considerados, el empleo en la industria extractiva decae un 15% respecto al escenario base, mientras que la suma del suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado y el suministro de agua, actividades de saneamiento, gestión de residuos y descontaminación experimenta una reducción inferior al 3%.

Figura 1. PIB y empleo en 2030 (% de variación respecto al escenario de inacción)

La Figura 2 proporciona una panorámica acerca de la ubicación en la estructura laboral de la variación neta del empleo bajo la implementación del Acuerdo de París respecto al escenario base de inacción. La traducción de estos cambios en alteraciones de la desigualdad y la polarización requiere del empleo de índices de medida que traduzcan estas variaciones a lo largo de la distribución del empleo (ordinal) en valores cardinales.

Figura 2. Cambios en el empleo a lo largo de la estructura ocupacional (% de cambio respecto al escenario base.

Aunque globalmente las acciones de mitigación reducen ligeramente la desigualdad y la polarización, los efectos de la transición ecológica son marcadamente heterogéneos, si bien de limitada entidad (Figura 3). Aunque existen especificidades nacionales, a grandes rasgos, el impacto final sobre la desigualdad y la polarización en el mercado de trabajo por país refleja la composición sectorial de las economías (en principio, mayor peso inicial de la industria extractiva o de las actividades de suministro mencionadas anteriormente se encontrará asociado a un mayor efecto negativo), al alcance de las acciones de la transición ecológica por sector (aquellos países que han avanzado menos en estas transformaciones cuentan con mayor potencial para incrementar la ocupación en rubros como la construcción, el transporte y las telecomunicaciones como consecuencia de los programas públicos mencionados) y la posición que ocupan, en cada país, los empleos afectados (aunque existen disparidades, a modo de ejemplo, los puestos de trabajo en la industria extractiva suelen encontrarse mayoritariamente en la parte alta de la distribución salarial).

Figura 3. Cambios en la desigualdad y la polarización ordinal

(% de variación respecto al escenario de inacción)

En términos generales, los países que enfrentan mayores reducciones de la industria extractiva son aquellos que gozan de mayores disminuciones de la desigualdad y la polarización. Estos resultados, además, son robustos a la utilización de otros rankings basados en el nivel educativo o un indicador multidimensional de la calidad del trabajo y a la consideración de diferentes parámetros que incorporan los indicadores de desigualdad y polarización que miden la sensibilidad de la desigualdad en distintas partes de la distribución y cómo la concentración del empleo entre grupos por debajo y por encima de la mediana contribuye a la polarización.

Las medidas que persiguen la mitigación del calentamiento global no afectan de manera uniforme a todos los sectores sociales. La estructura del empleo no resulta una excepción. La concentración de los posibles efectos negativos puede amenazar la adopción de medidas de lucha contra el cambio climático, especialmente si acarrean incrementos de la desigualdad o la polarización del mercado de trabajo. No obstante, pese a que existen lógicas y esperables diferencias entre países ligadas a sus estructuras productivas, las acciones necesarias para llevar a término el Acuerdo de París, que busca limitar el incremento de la temperatura en este siglo a dos grados centígrados, no tendrían consecuencias de entidad sobre la desigualdad y la polarización en los mercados de trabajo nacionales del Viejo Continente.

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