En el primer post de esta serie señalaba que el déficit en la balanza por cuenta corriente fue uno de los rasgos distintivos de la economía española entre 1960 y 2011. Sin embargo, tras la Gran Recesión de 2009, España comenzó a presentar un superávit en su balanza por cuenta corriente y ha mantenido el saldo positivo hasta 2020. ¿Qué ha provocado este cambio en el saldo de la balanza por cuenta corriente?
Una manera de responder a esta pregunta es identificar la sub-balanza que ha contribuido más al cambio de signo en la balanza por cuenta corriente española a partir de 2012: la sub-balanza de bienes. Como se observa en el gráfico, entre 1971 y 2020 esta sub-balanza ha sido deficitaria, pero en los últimos años su déficit ha sido menor que en años anteriores.
¿Qué variables determinan la evolución de las exportaciones e importaciones de bienes españolas? Principalmente, dos. La primera es la renta de nuestros socios comerciales y la segunda el precio de las exportaciones españolas con relación al de sus competidores. Por ejemplo, cuanto mayor sea la renta de nuestros socios comerciales mayor será la demanda de productos españoles en el extranjero. Por su parte, cuanto más baratos sean los productos que exporta España con relación a los exportados por otros países, mayores serán las exportaciones españolas. Las variables que determinan las importaciones españolas son muy similares: la renta de España y los precios de los productos españoles frente a los extranjeros. Por ejemplo, cuanto mayor sea la renta de España mayores serán sus importaciones. Por su parte, cuanto mayor sea el precio de los productos españoles con relación al precio de los productos extranjeros en el mercado español, mayores serán las importaciones.
Las estimaciones de las funciones de exportación e importación españolas concluyen que las exportaciones y las importaciones son más sensibles a los cambios de renta que a los cambios de precios. Por ejemplo, las exportaciones españolas crecen más si aumenta en un 1% el PIB de sus socios comerciales que si se reduce en un 1% el precio de las exportaciones españolas con relación al de sus competidores. Además, las importaciones son más sensibles a los aumentos de renta que las exportaciones. Esta conclusión es muy relevante para nuestro análisis. Si el PIB de España crece más que el de sus socios comerciales, las importaciones españolas crecerán más que sus exportaciones y se producirá un déficit en la balanza de bienes. Solamente en el caso de que el PIB español crezca por debajo del de sus socios comerciales se puede alcanzar un superávit en la balanza comercial.
Evolución de la balanza de bienes y del diferencial de crecimiento del PIB entre la Unión Europea y España, 1971-2020.
Nota: Hasta 1994 la balanza de bienes se calcula introduciendo los cambios metodológicos sucesivos aplicados hasta el V Manual de Balanza de Pagos del FMI; a partir de 1995, se calcula siguiendo el VI Manual de Balanza de Pagos del FMI. Fuente: El Sector Exterior en 2020, Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, 2021 y World Development Indicators del Banco Mundial.
El gráfico también muestra la diferencia entre el crecimiento del PIB de la Unión Europea (excluyendo a España) y el crecimiento del PIB de España. Elegimos la Unión Europea como referencia, ya que es el socio comercial más importante de España (representó el 60% del total de exportaciones de bienes de España en 2020). Podemos observar que, hasta 2014, el diferencial de crecimiento entre la UE y España (línea discontinua roja) y el déficit de la balanza de bienes se mueven de forma paralela: cuando la Unión Europea crece más que España se reduce el déficit en la balanza de bienes; y cuando España crece más que la Unión Europea se agrava el déficit en la balanza de bienes. Sin embargo, a partir de 2015 (el área marcada por la elipse amarilla), el mayor crecimiento del PIB en España que en la Unión Europea no se traduce en un deterioro sustancial de la balanza de bienes. Si comparamos el déficit de la balanza de bienes que llevaba aparejado un mayor crecimiento español que el de la UE en años anteriores, observamos que este era muy superior al que se produce a partir de 2015. Es decir, en los últimos años España ha podido crecer más que sus socios europeos sin que ello genere un gran deterioro de su balanza comercial.
Esta conclusión sugiere la existencia de un cambio estructural en las funciones de exportación e importación españolas. El trabajo realizado por Vanessa Azón, profesora de la Universidad de Zaragoza, apunta en esta dirección. Entre 2008 y 2017 se produjo un crecimiento en la sensibilidad de las exportaciones españolas al crecimiento de la renta mundial y una reducción en la sensibilidad de las importaciones españolas al crecimiento de la economía española.
Puede haber diversos motivos que expliquen estos cambios. Con relación a las exportaciones, en el periodo 2010-2020 se produjo un crecimiento del 42% en el número de exportadores regulares. Estas empresas han exportado de forma ininterrumpida durante, al menos, cuatro años y fueron responsables del 94% de las exportaciones de bienes españolas en 2020. En un trabajo que realicé junto a Juan de Lucio, Raúl Mínguez y Francisco Requena, mostrábamos que el crecimiento en el número de exportadores regulares podía estar motivado por la Gran Recesión. Muchas empresas comenzaron a exportar para compensar la caída de las ventas domésticas. Algunas de ellas descubrieron que podían competir en los mercados internacionales y continuaron exportando aun cuando se hubiese recuperado el mercado español. Si hay un mayor número de exportadores regulares, España puede aprovechar mejor el crecimiento de la demanda que se produce en los mercados exteriores, aumentar sus exportaciones y reducir el déficit en la balanza de bienes.
Con relación a las importaciones, como apunta el Banco de España, dos pueden ser las razones que explican la caída de la sensibilidad de las importaciones al crecimiento del PIB en España. Por una parte, se ha podido producir una sustitución de productos importados por productos españoles en todos los componentes de la demanda final (consumo, inversión y exportaciones) debido al mayor atractivo de los productos españoles frente a los importados. Por otra parte, se ha podido reducir el peso de los componentes de la demanda final que tenían más contenido exportador (la inversión), a favor de los componentes con menor peso importador (consumo final).
En definitiva, la mayor competitividad de las empresas españolas parece haber impulsado el crecimiento de las exportaciones y la capacidad de los productos españoles de competir con los extranjeros en el mercado doméstico. Este proceso ha permitido reducir el déficit en la balanza de bienes y ha contribuido al cambio histórico en el saldo de la balanza por cuenta corriente española.
Las empresas españolas han mostrado una gran capacidad de competir en los mercados internacionales y una gran resiliencia ante las dos grandes crisis que hemos vivido en los últimos años. Además, esta resiliencia se ha logrado en un contexto en el que España ya no puede utilizar la depreciación de la peseta para mejorar su competitividad. A pesar de que todavía tenemos una notable dependencia de los ingresos por turismo, creo que el sector exterior español tiene unas bases sólidas. Por ello, pienso que el cambio histórico que estamos viviendo en el saldo de la balanza por cuenta corriente no es pasajero. Espero no equivocarme.