Los profesores Carmen Martínez Mora (Universidad de Alicante) y Fernando Merino de Lucas (Universidad de Murcia) nos envían esta interesante entrada acerca de un tema en el que trabajan desde hace algún tiempo y en el que son pioneros.

Estamos asistiendo en los últimos cinco años a un proceso creciente de relocalización en los países más avanzados (EEUU y Europa) de producciones desplazadas en años anteriores a países de menor desarrollo, fundamentalmente al Sudeste Asiático. Así se describe el fenómeno en diferentes medios de comunicación en los que con frecuencia se difunde la noticia (The Economist, 2012; The New York Times, 2013; El País, 2013; ALdE, 2013,…). Sin embargo por ser este hecho tan reciente y por la dificultad de encontrar datos del mismo, disponemos todavía de muy pocos estudios empíricos que lo analicen.
Quienes firmamos estas líneas hemos estudiado este proceso para el sector del calzado de la provincia de Alicante, donde se concentra el 65 por ciento de la producción de toda España (FICE, 2012). Las conclusiones obtenidas en el estudio para este caso pretenden contribuir a explicar lo que está sucediendo en relación con estos aumentos de fabricación en los países más desarrollados y sus implicaciones en las deslocalizaciones que previamente se habían llevado a cabo. Destacamos las siguientes.
A finales del siglo pasado y principios de éste se produjo en el sector del calzado español un proceso importante de deslocalizaciones, concentradas mayoritariamente en China, tras una etapa previa de deslocalizaciones en el mismo país de los principales líderes internacionales (Industrial Commodity Statistics Yearbook 2001). En todos los casos la actividad deslocalizada fue la fabricación, manteniendo en España las tareas de diseño, marketing, calidad, innovación, distribución y cierto grado de la fabricación. Esta estrategia consistía en localizar la fabricación de un producto intensivo en mano de obra en el país que en aquellos años disponía de las mayores ventajas comparativas en costes laborales, de acuerdo con las previsiones del análisis teórico (Ricardo, Heckscher-Ohlin). Asimismo respondía a la misma estrategia previa de los principales rivales internaciones, de modo que, en el contexto de globalización existente, parecía la estrategia óptima para no perder cuota de mercado e incluso para permanecer en el mismo (Knickerbocker).
Sin embargo, en el transcurso de los últimos cinco años todas las empresas del estudio que deslocalizaron están aumentando la fabricación en España por razones diversas.
En los casos en los que la estrategia deslocalizadora se considera fallida al no generar los resultados de crecimiento perseguidos, las empresas han relocalizado su fabricación a España, sin intención de volver a fabricar en el extranjero, y potenciando el distintivo “Hecho en España”. Se trata, en su mayoría, de calzado de gama media-alta y alta. Para este tipo de producto, la literatura teórica predice que la estrategia adecuada es la que mantiene internalizada en el extranjero la fabricación a través de filiales propias (Antràs, 2003; Antràs y Helpman, 2004; Myro y Fernández-Otheo, 2008), a diferencia de lo que habían hecho las empresas mediante la práctica de subcontratación.
En los demás casos (calzado de gama media), la fabricación en España está aumentando, no por fallos de la estrategia de deslocalización, que se ha desvelado como irreversible, sino por factores externos a las empresas. Estos factores no existían cuando se acometieron los procesos de deslocalización y, en la coyuntura actual, hacen que relocalizar resulte una estrategia para mantener su competitividad.
Estos cambios recientes son de tres tipos. Primero, la reducción del diferencial de costes de fabricación en China y España de los últimos años, provoca que sólo sea rentable contratar allí cantidades a gran escala, pero no cuando son reducidas. Segundo, la crisis económica ha debilitado la demanda, por lo que las empresas reciben de los clientes minoristas pedidos más pequeños que antes y en función de la evolución de las ventas piden reposiciones, que no se pueden cubrir con fabricación china por cuestiones de cantidad y de plazos de entrega. Y tercero, se está imponiendo en los últimos años un cambio en el patrón de distribución, que supone el incremento de las temporadas tradicionales en las que se introducen nuevos modelos. Se ha pasado de dos temporadas a cuatro, lo que requiere de pequeños lotes que han de fabricarse en plazos de tiempo cortos para las colecciones adicionales, lo que tampoco es viable subcontratándolo a China.
Uno de los objetivos de esta relocalización es una distribución más eficiente, que se está convirtiendo en uno de los pilares de competitividad de las empresas del sector, sin que ello suponga una renuncia al desarrollo de nuevas deslocalizaciones. Por otro lado, si estas tendencias se confirman en el tiempo podrían llegar a constituir la base de una cierta recuperación para actividades industriales en España.

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