Por Adelaida Lillo Bañuls, de la Universidad de Alicante.

Esta entrada constituye un resumen de la ponencia que la autora presentó en las XXXVI Jornadas de Alicante sobre Economía Española.


Nadie ponía en duda en 2019 que el turismo era un sector estratégico en la economía española gracias a su papel como generador de riqueza y bienestar en nuestra sociedad. Los datos de Cuenta Satélite de Turismo (INE) así lo corroboraban, representando este sector el 12,7 % del Producto Interior Bruto y el 12,9% del empleo. Asimismo, España se situaba por tercera vez consecutiva en el primer puesto del ranking mundial en competitividad turística según el Travel and Tourism Competitive Index (TTCI) de 2019, elaborado por el Foro Económico Mundial.

Nadie podía prever que en 2020 este sector sufriría consecuencias devastadoras por el efecto de una pandemia mundial. El impacto de las medidas administrativas de confinamientos y restricciones a la movilidad doméstica e internacional para contener las dos olas de la pandemia COVID-19 en el año 2020, generó una crisis sin precedentes sobre el conjunto del sector turístico internacional, afectando notablemente a España y a sus principales destinos turísticos.

¿Qué factores contribuyeron a esta gran caída en el sector turístico español?

La parálisis de la actividad turística durante prácticamente el conjunto de la primavera desde el inicio del primer estado de alarma declarado en toda España el 14 de marzo de 2020, que finalizó el 21 de junio de 2020.

El inicio tardío y cierre anticipado de la temporada de verano 2020 ante los límites a la movilidad y escasez de demanda extranjera en las semanas centrales del verano por las restricciones y cuarentenas aplicadas a España desde los principales mercados emisores internacionales.

La reapertura parcial de la oferta turística en los meses del verano tras el cierre obligado en los meses de primavera. Entre los meses de julio y septiembre aproximadamente el 17% de la planta hotelera se mantuvo cerrada.

La conectividad aérea en los aeropuertos por debajo de los niveles del tercer trimestre de 2019, con una gran caída de la capacidad aérea.

La creciente incertidumbre sanitaria de los turistas en sus principales meses de vacaciones por el empeoramiento y acelerada propagación de la pandemia en España e inicio de la segunda ola del virus en las últimas semanas del verano 2020.

El agravamiento de la pandemia y contracción de la demanda en los meses de otoño y de cierre del año 2020, derivado de los confinamientos impuestos en Europa y España para controlar la segunda ola de la pandemia.

El toque de queda establecido que limita la actividad nocturna en mayor o menor medida en todas las Comunidades Autónomas.

Los límites de aforo en establecimientos turísticos, restricciones horarias y protocolos COVID-19.

La crisis económica y reducida confianza de los agentes económicos producida por la pandemia, Con caídas muy intensas de actividad económica, consumo y empleo.

¿Qué consecuencias tuvo todo ello? El sector de Hostelería y Turismo ha sido, sin duda, el más perjudicado. Los meses de confinamiento, el toque de queda, el cierre obligado de los negocios y las restricciones de movilidad impuestas por los gobiernos a nivel global han hecho caer la oferta de empleo en el sector un 90,26% durante el 2020 (Fuente: Addeco). Este es un factor importante; el capital humano turístico “huye del sector” y, o bien están en ERTE, o en desempleo. Buscan empleo en otros sectores, diferentes a la Hostelería y Turismo lo que ha supuesto una descapitalización del factor humano en turismo.

La reacción de los empresarios turísticos no se hizo esperar. Publican un informe con sus reivindicaciones (Plan renacer del turismo, Exceltur). En este plan piden ayudas directas al sector como se ha hecho en otros países y no solo préstamos y ERTES. No están conformes con las medidas adoptadas por el Gobierno que tildan de insuficientes.

Como pincelada de la situación en 2020 llegaron a España 19 millones de turistas extranjeros, en contraste con los 89,5 millones de 2019, lo que supuso una reducción del 77%.

Esta situación de grave caída de uno de los principales sectores de la economía española ha supuesto un revulsivo para aprender a mejorar. El sector de restauración, ocio, alojamientos, agencias de viajes, transportes necesita bases sólidas para la recuperación del modelo turístico español. La pregunta del millón es: ¿Necesitamos un nuevo modelo?

En mi opinión no y sí. No, porque a pesar de algunas voces nuestro modelo de sol y playa funciona y funciona muy bien. Es nuestra principal demanda turística nacional e internacional, nuestro clima y nuestro litoral. Y sí, porque si algo hemos aprendido de esta crisis provocada por la pandemia es que hay que innovar y mejorar si queremos seguir siendo los primeros del mundo en competitividad turística.

La situación del turismo en España en 2021 ha empezado a mejorar. Como dato relevante el tráfico aéreo en Agosto se situó en un 71% de los niveles de 2019.

¿Cuáles serían las claves del nuevo modelo? En mi opinión serían las siguientes:

Mejorar las ayudas al emprendimiento en turismo, dirigido hacia nuevas oportunidades de negocio turístico. Tanto a nuevas empresas como a las supervivientes.

Digitalización, IA, big data, Smart destinations, reservas on line, portales de información sobre destinos/empresas, promoción digital.

Mejorar infraestructuras. Intermodalidad, conexiones locales (aeropuertos-ciudad) y externa (fomento de nuevos mercados emisores, más conexiones aéreas, mejorar políticas de visados).

Mejorar la imagen social del sector, satisfacción de los residentes (mejorar la imagen de los destinos turísticos, evitar el rechazo al turista en algunos destinos) hacia el concepto de hospitalidad del residente.

Apostar por la sostenibilidad y la seguridad de nuestros destinos.
Regulación de las viviendas de uso turístico controlar la capacidad de carga de algunos destinos, servicios a los turistas y ciudadanos, pago de impuestos y tasas, evitar economía sumergida.

Ayudas directas al sector hotelero/hostelería (que han sido de los grandes perjudicados durante la pandemia. Eficiencia energética, económica, de mejora de la planta hotelera, reconversión de hoteles, formación del personal. También ayudas directas a AAVV y transportes que también han sufrido enormes pérdidas durante la pandemia. Apoyo a las pymes turísticas no solo a grandes corporaciones.

Puesta en valor de nuestra gastronomía, patrimonio, enoturismo y cultura.

Atracción de nuevos mercados emisores (turismo asiático, oceánico, africano, latino americano y de EEUU/Canadá. Que nos incluyan en su hoja de ruta europea.

Promoción en mercados emisores tradicionales (británico (Brexit), alemán, francés) y otros mercados: europeos (nórdico, portugués, italiano, lituano, polaco, ruso…)

Y nuestra gran asignatura pendiente: El capital humano turístico. La profesionalización del sector a todos los niveles en el sector de turismo. Mejora del rendimiento educativo en el sector (Lillo-Bañuls y Casado-Díaz, 2015). Mejora de la formación ocupacional y continua. Puesta en valor de la FP Hostelería y Turismo. Puesta en valor de la educación superior en Turismo: Grado, Master y Doctorado. Coordinación instituciones educativas y tejido empresarial en materia de formación y prácticas.

También la mejora del marco laboral en turismo. Fomento contratos fijos discontinuos, mejora de condiciones laborales (salarios, jornadas, condiciones de trabajo). Mejora de la satisfacción laboral (Lillo-Bañuls, Casado-Díaz y Simón, 2018). Mejora en la retención de trabajadores, valor añadido en experiencia y formación.

En síntesis, estamos en la senda de recuperación del turismo en España, pero todavía queda camino por delante. La marca España debe llevar implícita la calidad en turismo. Debemos tratar a medio plazo de incrementar el gasto medio por turista no el número de turistas. Aportar valor añadido al viajero para que el turista gaste más. La pandemia ha sido un duro revés para el sector de turismo, pero también un revulsivo para aprender a mejorar.

Hagamos las cosas bien en turismo para seguir siendo una potencia mundial en este sector sobre la base del capital humano, la conectividad y accesibilidad, la digitalización, la sostenibilidad, la coordinación publico privada, la cogestión de destinos y la seguridad sanitaria y social.

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