La Covid-19 puso de manifiesto los riesgos de las cadenas de suministro globales. Muchas empresas comprobaron que la falta de componentes procedentes de China u otros países podían provocar un parón en su proceso de producción. Esta preocupación no desapareció al eliminarse las medidas de confinamiento más estrictas. Al contrario, el aumento de la demanda tras la pandemia hizo aflorar cuellos de botella en muchas industrias y medios de transporte que aumentaron la preocupación sobre las disrupciones de las cadenas de suministro. La invasión rusa de Ucrania elevó esta preocupación a un nuevo estadio. Como señalé en un post anterior, el riesgo de disrupción de las cadenas de suministro ya se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de las empresas globales.

En un trabajo que he realizado junto a Juan de Lucio, Carmen Díaz, Raúl Mínguez y Francisco Requena analizamos si las empresas españolas están adoptando alguna estrategia en respuesta a la creciente preocupación por las disrupciones en las cadenas de suministro. Nuestro análisis se basa en una muestra representativa de empresas manufactureras españolas que participan en cadenas globales de valor. Estas son empresas que importan productos intermedios para fabricar bienes que después son exportados. Por ejemplo, una empresa española que fabrica ruedas utilizando caucho importado de Tailandia y que exporta estas ruedas a Francia sería una empresa manufacturera que participa en una cadena global de valor.

Las empresas pueden utilizar diferentes estrategias para hacer frente a las disrupciones en las cadenas de suministro. En primer lugar, pueden aumentar el número de países, que llamaremos en adelante suministradores, de los que importan el producto intermedio. En segundo lugar, pueden repartir sus importaciones de manera más homogénea entre sus suministradores para no tener que depender en exceso de un país en particular. En tercer lugar, pueden sustituir sus suministradores por otros que se encuentren geográfica y políticamente más cercanos a su lugar de origen. Por una parte, tener un suministrador más cerca acorta las cadenas de suministro y reduce el riesgo de las disrupciones generadas por el transporte. Por otra parte, como hemos comprobado con la invasión rusa de Ucrania, si el suministrador es un país “no amigo”, este puede cortar el suministro del producto intermedio como estrategia de presión. En cuarto lugar, las empresas pueden sustituir los productos intermedios importados por producción doméstica. Finalmente, las empresas pueden aumentar sus stocks de bienes intermedios y finales para tener un colchón de seguridad ante potenciales disrupciones.

Los siguientes gráficos muestran si las empresas españolas han implementado alguna de estas estrategias durante el periodo 2017-2022. El gráfico A analiza si las empresas españolas han aumentado el número de suministradores en cada producto intermedio importado. En promedio, una empresa importó un producto intermedio de 2,2 países en 2017. Este número aumentó entre 2017 y 2019, pero disminuyó en 2020, el año del Covid-19. Las empresas incrementaron el número de suministradores en 2021 y 2022, alcanzando una cifra de 2,3 en este último año. La cifra indica que, excepto para 2020, hay una modesta tendencia al alza en el número de suministradores. La mediana del número de suministradores fue de 1 en 2017 y aumentó a 2 durante el resto del período. Por tanto, la evolución de la media y la mediana indican que las empresas no han aumentado significativamente el número de suministradores en respuesta a las crecientes preocupaciones sobre las disrupciones en la cadena de suministro a partir de 2020.

Estrategias para responder a las disrupciones en las cadenas de suministro, 2017-2022.

Fuente: de Lucio et al. (2023).

El panel B utiliza el índice de concentración Herfindahl-Hirschman para analizar cómo reparten las empresas sus importaciones de productos intermedios entre sus suministradores. Un índice igual a 1 significa que todas las compras se concentran en un único suministrador, mientras que un índice cercano a cero indica que el país tiene muchos suministradores y que cada uno de ellos representa una parte muy pequeña de todas las importaciones. Se observa una reducción en la concentración, solamente interrumpida por la pandemia. En general, tampoco observamos un cambio significativo en cómo distribuyen los exportadores españoles sus importaciones de productos intermedios entre sus suministradores a partir de 2020.

El panel C muestra que ha aumentado la distancia a la que se encuentran los suministradores de las empresas españolas. El panel D presenta el porcentaje de las importaciones que provienen de países amigos para la media de los productos intermedios importados. Siguiendo estudios anteriores, definimos que un país es amigo de España si votó «Sí» en la Resolución ES-11/1 de la Asamblea General de la ONU de condena de la agresión contra Ucrania del 2 de marzo de 2022. El gráfico muestra que hay una disminución constante en la proporción de importaciones que se originan de países amigos entre 2017 y 2021; además, esta tendencia se acelera en 2022. Por tanto, tampoco encontramos que la preocupación por las interrupciones en la cadena de suministro haya provocado que las empresas españolas aumenten sus importaciones de productos intermedios de países amigos a partir de 2020.

Los paneles E y F muestran el porcentaje de productos intermedios importados sobre la producción total y la evolución de los stocks. A diferencia de los paneles anteriores, en los que el indicador está calculado a nivel empresa-producto intermedio importado, en estos últimos paneles los indicadores están calculados a nivel empresa. Además, solamente tenemos datos hasta 2021. El panel E muestra la evolución del peso de los productos intermedios importados sobre el valor de la producción. Si España estuviese repatriando la producción de bienes intermedios importados, observaríamos una tendencia a la baja en este indicador. Al contrario, el peso de los productos intermedios importados era superior en 2022 que en 2017. Finalmente, el panel F muestra que tras la pandemia las empresas españolas aumentaron significativamente sus stocks de bienes intermedios y finales.

En suma, a excepción del aumento de stocks, las empresas manufactureras españolas que participan en cadenas globales de valor no están adoptando estrategias para hacer frente a las disrupciones en las cadenas de suministro. Para explicar este comportamiento debemos señalar que encontrar un suministrador que responda a las necesidades de las empresas en términos de precio, calidad y fiabilidad no es una tarea sencilla. Las empresas tienen que dedicar muchos recursos para identificar este suministrador idóneo. En la medida que las empresas consideren que las disrupciones en las cadenas de suministro son un fenómeno pasajero, serán reacias a romper la relación con sus suministradores y buscar otros. Ante una disrupción pasajera, las empresas adoptarán la estrategia menos costosa: aumentar el stock de productos intermedios y finales.

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