Durante las últimas tres décadas la economía española ha avanzado notablemente en su grado de internacionalización. El gráfico presenta la evolución de la tasa de apertura por exportaciones, definida como la ratio entre las exportaciones y el PIB, de la economía española entre 1995 y 2023. El gráfico muestra la evolución de la tasa de apertura para los bienes y servicios (línea sólida negra), los bienes (línea discontinua azul) y los servicios (línea de discontinua y punteada roja). La tasa de apertura en bienes y servicios ha pasado del 22% en 1995 al 39% en 2023; es decir, casi se ha multiplicado por dos durante el periodo de 28 años que recoge el gráfico. España ya supera en tasa de apertura por exportaciones a países como Francia (33%) e Italia (35%), aunque todavía está lejos de Alemania (48%).
Exportaciones como porcentaje del PIB, 1995-2023 (precios corrientes)
Fuente: elaboración del autor a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Eurostat.
La tasa de apertura en los servicios es inferior a la de los bienes durante todo el periodo. Una de las razones principales que explican esta diferencia es que muchas exportaciones de servicios requieren el movimiento de la persona que demanda el servicio (por ejemplo, un turista) o de la persona que ofrece el servicio (por ejemplo, un director de orquesta). Debido a que el movimiento de las personas es más costoso que el de las mercancías, es más caro vender servicios que mercancías en el exterior. Por ello, la exportación de servicios es menor que la de bienes. Si bien los servicios tienen una tasa de apertura inferior, esta ha crecido más, en términos relativos, que la de bienes durante el periodo 1995-2023: 90% en servicios frente a un 73% en bienes.
Se pueden observar tres fases en el proceso de internacionalización mediante la exportación de la economía española durante el periodo 1995-2023. La primera comienza en 1995 y finaliza con la crisis financiera en 2009. Al comienzo de este periodo se produce una mejora notable en la tasa de apertura, que pasa del 22% en 1995 al 29% en el año 2000. Sin embargo, el aumento de la demanda interna, apoyada en un gran crecimiento del sector de la construcción, provocó que la producción doméstica se dirigiese en mayor medida al mercado nacional que al exterior, frenando el avance del proceso de apertura. La crisis financiera provocó una reducción de casi 3 puntos porcentuales en la tasa de apertura. La caída de las exportaciones fue superior a la caída del PIB, ya que los bienes de inversión y los productos de consumo duradero tienen un gran peso en las exportaciones, y la demanda de estos productos cae especialmente en periodos de recesión e inestabilidad. Como muestra el gráfico, la caída de la tasa de apertura en 2009 fue mayor en los bienes que en los servicios.
La segunda fase comienza en 2010 y finaliza con la crisis provocada por la Covid-19 en 2020. España solamente necesitó un año para recuperar la tasa de apertura que había perdido como consecuencia de la crisis financiera. Además de una rápida recuperación, en esta segunda fase observamos un crecimiento notable de la tasa de apertura, que pasa del 26% en 2010 al 35% en el año 2017. Algunos autores han denominado esta fase como el milagro exportador español. Una parte importante de este milagro se explicaría por la propia caída de la demanda interna que se produce durante la crisis financiera, ya que las empresas tuvieron que dirigirse al mercado internacional para vender los productos que ya no se vendían en el mercado nacional. Por ejemplo, Almunia y coautores concluyen que un 52% del crecimiento de las exportaciones españolas en el periodo 2009-2013 se explicaría por la caída de la demanda doméstica. Sin embargo, una vez recuperado el nivel de demanda interna previo a la crisis financiera, las exportaciones españolas siguieron creciendo a un ritmo notable. Esta evolución positiva apuntaría a un cambio en el modelo de integración, en el que las empresas buscan mantener una presencia regular en los mercados de exportación y que estos no sean solamente una vía de salida para la producción cuando el mercado doméstico esté en crisis.
La segunda fase finaliza con la crisis de la Covid-19, que redujo la tasa de apertura del 35% al 31%. En esta ocasión, la reducción de la tasa de apertura se debió a la caída de las exportaciones de servicios. Las medidas de confinamiento, las restricciones en frontera, y el temor a contraer la Covid-19 en un país extranjero redujeron enormemente los ingresos por turismo, una de las partidas más importantes de las exportaciones de servicios en España.
La última fase, más corta, engloba el periodo 2021-2023. Como ocurrió en la Gran Recesión, las exportaciones se recuperaron rápidamente tras el Gran Confinamiento, especialmente en el sector de los bienes. La recuperación de las exportaciones del sector servicios fue más lenta y no se alcanzaron los niveles de apertura anteriores al Covid-19 hasta 2022. En este año se produce un fuerte aumento de la tasa de apertura, debido a la recuperación de las exportaciones de servicios y especialmente por un gran aumento de la tasa de apertura de los bienes. Este aumento, a su vez, se explica por el notable crecimiento del precio de exportación de los bienes, con relación al deflactor del PIB, entre 2021 y 2022. En 2023, se observa una caída en la tasa de apertura de bienes, que no logra ser compensada por el crecimiento de la tasa en el sector servicios.
En suma, España ha logrado un gran avance en su internacionacionalización, mediante la exportación, durante las últimas tres décadas. Tomando como referencia la tasa de apertura de Alemania, España tiene todavía margen para seguir avanzando en este proceso. Sin embargo, las tensiones geopolíticas actuales, que impulsan políticas de mayor autosuficiencia económica, no generan un escenario propicio para lograr este avance.