Hace unos días se produjo en la sede de CCOO la presentación del informe “La precariedad laboral en España: una doble perspectiva”, el cual examina en profundidad el fenómeno de la precariedad laboral en nuestro país. El informe es el resultado de un convenio de colaboración entre el Gabinete Económico de Comisiones Obreras y el Instituto de Economía Internacional de la Universidad de Alicante y su elaboración ha correspondido a un grupo de investigadores (integrado por José Manuel Casado, Carmelo García, Mercedes Prieto y Raquel Simón) que he tenido la fortuna de dirigir. Puede accederse al contenido del informe aquí y al vídeo de su presentación, en la que participaron el director del Gabinete Económico de CCOO, Carlos Martín, y su Secretario General, Unai Sordo, aquí.

El objetivo del informe es examinar en profundidad la precariedad laboral en España, un fenómeno de gran interés y que suscita una más que justificada preocupación, pero que hasta el momento ha resultado esquivo a la hora de ser cuantificado y analizado, más allá del uso de indicadores simples relacionados con dimensiones básicas de la precariedad, como la temporalidad. Con el fin de paliar esta carencia, se desarrolla un detallado análisis empírico para documentar en profundidad el fenómeno de la precariedad en nuestro país atendiendo a dos perspectivas diferentes de carácter novedoso. A partir de ellas se analiza en profundidad tanto la precariedad global existente en el mercado laboral español como, de forma específica, la que sufren los asalariados, prestando especial atención tanto a las diferencias existentes entre colectivos y territorios como a la evolución del fenómeno a lo largo del tiempo.

El grueso del análisis empírico se desarrolla a partir de los microdatos del fichero anual de la Encuesta de Población Activa, desarrollándose un análisis en profundidad para el año 2019. No obstante, se llevan a cabo también análisis temporales para el periodo 2006-2019 y, con el fin de disponer de indicadores adelantados que permitan examinar los potenciales cambios en la precariedad hasta la actualidad, también se desarrollan análisis con los microdatos del fichero trimestral de la Encuesta de Población Activa hasta 2021.

Esta entrada resume los principales resultados asociados a la primera de las perspectivas, centrada en la precariedad de los asalariados, la cual se examina desde una perspectiva multidimensional. Para ello se identifica como precario el empleo de mala calidad, caracterizado por presentar un mínimo de carencias laborales, para cuya cuantificación se usa el Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional, basado en la técnica de análisis multidimensional de Alkire y Foster (2011). Se trata de una metodología que ha sido utilizada previamente con gran éxito en un amplio espectro de campos de análisis en la literatura científica (y que emplea actualmente Naciones Unidas para la elaboración del Índice de Pobreza Multidimensional) y que resulta muy apropiada en el ámbito de la precariedad de los asalariados, ya que permite abordar desde una perspectiva multidimensional un fenómeno de naturaleza poliédrica que no se limita a un único factor como la temporalidad (véanse al respecto García-Pérez, Prieto-Aláiz y Simón, 2017 y 2020).

La identificación de las potenciales carencias laborales en los empleos asalariados se desarrolla a partir de una batería de 7 indicadores laborales repartidos en 3 dimensiones (gráfico 1). Estos 7 indicadores miden características objetivas de los empleos, intentan cubrir de forma comprehensiva las principales áreas problemáticas que se dan en la calidad del empleo en España y se estructuran en 3 dimensiones relacionadas con los aspectos monetarios y no monetarios de los empleos. La primera es el empleo de bajos salarios, la cual está relacionada con los elementos monetarios de los empleos e incluye 2 indicadores que reflejan carencias laborales cuando se perciben un salario reducido en términos mensuales (inferior a 1.200 euros en términos brutos) o por hora (inferior a un umbral de 6,5 euros, correspondiente al 60% del salario mediano de la economía). La segunda es la inestabilidad, una dimensión relacionada con los elementos no monetarios y con un único indicador que refleja una carencia laboral si el contrato del trabajador es temporal. Finalmente, la tercera dimensión, otras carencias del empleo, corresponde también a elementos no monetarios e incluye 4 indicadores relacionados con sufrir una jornada parcial involuntaria, estar sobrecualificado para los requerimientos del empleo, padecer una jornada laboral extensa (algo que se da cuando se trabaja habitualmente más horas de lo pactado en contrato o convenio) y tener jornada laboral atípica (lo que ocurre cuando se trabaja regularmente durante los fines de semana, por las noches o por turnos).

Gráfico 1. Dimensiones, indicadores y pesos del Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional

Los indicadores relacionados con las dos primeras dimensiones tienen un mayor peso relativo a la hora de determinar la precariedad asalariada, pues se considera que reflejan carencias laborales particularmente relevantes. El requisito para considerar a un trabajador asalariado como precario es que sufra al menos un 20% del total de carencias ponderadas. Esto último se cumple en un amplio abanico de situaciones donde se da como mínimo una carencia primaria en alguno de los indicadores de las dos primeras dimensiones o en una combinación de al menos dos indicadores de carencias secundarias en la última dimensión de precariedad. Así, por ejemplo, entre otras posibles combinaciones, se considera que un asalariado está en una situación precaria si sufre o bien un contrato temporal o bien un salario reducido en términos mensuales o por hora o, alternativamente, si simultáneamente sufre una jornada laboral extensa y está sobrecualificado para su empleo.

Tras la identificación de qué empleos asalariados son precarios por alcanzar o superar el umbral mínimo de carencias laborales, se desarrolla una cuantificación de la precariedad multidimensional para el conjunto de los asalariados. Esto se realiza mediante 3 indicadores globales que miden, respectivamente, la incidencia del fenómeno (qué proporción del total de asalariados son precarios), su intensidad (qué proporción del total posible de carencias laborales sufren los asalariados precarios) y su alcance (el cual corresponde al producto de la incidencia por la intensidad y constituye el Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional).

Las carencias en los indicadores laborales individuales son relativamente frecuentes en los empleos asalariados en España. Esto ocurre tanto en el caso de los indicadores monetarios que forman parte de la dimensión asociada al empleo de bajos salarios (donde el 24% de los asalariados tiene un salario mensual reducido y el 10,8% percibe un salario por hora bajo), como en los no monetarios asociados tanto a la inestabilidad (el 26,5% de los asalariados sufre un contrato temporal) como a otras carencias del empleo (un 36,4% de los asalariados tiene una jornada laboral atípica, el 28,3% está sobrecualificado, el 9,1% tiene jornada parcial involuntaria y un 6,6% sufre una jornada laboral extensa).

La precariedad asalariada multidimensional es muy elevada en España (tabla 1). La incidencia de la precariedad es muy alta, con un 48% de los asalariados en situación de precariedad multidimensional. También lo es la intensidad de la precariedad asalariada, ya que los asalariados que son precarios sufren en promedio el 37% de las posibles carencias ponderadas en sus empleos (lo que es equivalente en la práctica a tener simultáneamente, por ejemplo, un contrato temporal y un salario mensual reducido). El Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional toma para el conjunto de los asalariados un valor de 0,179 que refleja un alcance global severo de la precariedad en una escala con 4 categorías de precariedad agregada (reducida, intensa, severa y extrema).

Tabla 1. Indicadores de precariedad asalariada multidimensional. Incidencia, intensidad e Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional. Encuesta de Población Activa anual. 2019

La precariedad asalariada multidimensional presenta, en cualquier caso una gran heterogeneidad en función de su intensidad individual (gráfico 2). Resulta muy destacable en este sentido que quienes no tienen ninguna carencia laboral suponen únicamente el 28,3% de los asalariados. En contraste, el 24% presenta un empleo vulnerable en riesgo de precariedad con una carencia secundaria en la dimensión de otras carencias del empleo (lo que corresponde al 10% del total de carencias laborales ponderadas); el 26% presenta precariedad intensa (sufriendo un 20% o 30% de carencias laborales ponderadas); el 14% precariedad severa (40% o 50% de carencias) y el 8% precariedad extrema (sufriendo al menos un 60% de las carencias ponderadas). Este último resultado implica, en concreto, que 1 de cada 12 asalariados está en una situación laboral tan precaria como para sufrir situaciones tales como tener a la vez un contrato temporal y un salario mensual reducido, estar sobrecualificado y trabajar habitualmente más horas de las que corresponden legalmente.

Gráfico 2. Distribución de los asalariados en función de la precariedad individual. Todos los trabajadores. Encuesta de Población Activa anual. 2019

Existe también una heterogeneidad muy significativa en la incidencia y el alcance agregado de la precariedad multidimensional cuando se distingue entre colectivos. Destacan en este sentido las significativas diferencias observadas en función del género (el 54% de las mujeres asalariadas son precarias multidimensionales, frente al 42% de los hombres); la edad (el 75% de los jóvenes son precarios y este colectivo sufre una precariedad agregada extrema); la nacionalidad (con un 67% de incidencia y precariedad agregada extrema para los inmigrantes); la educación (61% de precarios entre quienes tienen estudios primarios); el tipo de ocupación (82% de incidencia y precariedad agregada extrema para los asalariados en ocupaciones elementales); la jornada parcial (con un 92% de incidencia y precariedad agregada extrema para los empleados a jornada parcial); el tipo de sector (el 51% de asalariados del sector privado son precarios) y la rama de actividad (77% de incidencia y precariedad agregada extrema para los trabajadores en el sector primario). También existen diferencias territoriales muy apreciables, con una incidencia de la precariedad asalariada multidimensional que ronda el 60% en comunidades autónomas como Andalucía, Canarias o Extremadura y que, por el contrario, se sitúa en valores más reducidos en torno al 40% en Madrid o La Rioja.

 

La precariedad asalariada multidimensional en España tiene un carácter fuertemente estructural (gráfico 3), con niveles persistentemente elevados de incidencia, intensidad y alcance de la precariedad durante todo el periodo examinado (2006-2019). Se observan, no obstante, ciertas oscilaciones en la extensión del fenómeno que dibujan etapas diferenciadas en los últimos años. Estas incluyen una reducción de la precariedad durante la primera parte de la crisis económica que se inició con la Gran Recesión (lo que se explica por la destrucción de empleo temporal); un aumento sostenido de la precariedad a partir de 2010, alcanzando niveles muy elevados que se mantuvieron durante la expansión posterior y una significativa caída de la precariedad a partir de 2019. Esta evidencia sugiere que la evolución en los últimos años de la precariedad laboral en nuestro país es compatible con un impacto significativo de distintos cambios de relevancia que se han producido en la regulación del mercado de trabajo. Así, la reforma laboral de 2012 plausiblemente favoreció un aumento de la precariedad asalariada, al facilitar, entre otras circunstancias, un intenso proceso de devaluación salarial. En el mismo sentido, la significativa reducción de la precariedad asalariada multidimensional que se observa en 2019 coincidió con un impacto positivo en la calidad del empleo asalariado de la aprobación tanto del registro horario obligatorio por parte de las empresas como del fuerte incremento del Salario Mínimo Interprofesional que se produjo en ese año.

Gráfico 3. Precariedad asalariada multidimensional. Todos los trabajadores. Encuesta de Población Activa anual. 2006-2019.

Finalmente, el Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional no Monetaria, que constituye un indicador adelantado de precariedad asalariada calculado con la Encuesta de Población Activa trimestral atendiendo exclusivamente a los aspectos no monetarios de la precariedad, sugiere que durante 2020, en el contexto de la crisis sanitaria y económica, se habría producido una cierta reducción de la precariedad entre los asalariados, pero que durante 2021 se habría revertido la tendencia, volviendo a niveles de precariedad asalariada muy similares a los previos a la emergencia sanitaria en los que la misma no parece haber hecho ningún tipo de mella.

 

Bibliografía

Alkire, S., & Foster, J. (2011): “Counting and Multidimensional Poverty Measurement”, Journal of Public Economics, 95(7-8), 476-487.

García-Pérez, C., Prieto-Alaiz, M., & Simón, H. (2017): “A New Multidimensional Approach to Measuring Precarious Employment”, Social Indicators Research, 134(2), 437-454.

García-Pérez, C., Prieto-Alaiz, M., & Simón, H. (2020): “Multidimensional measurement of precarious employment using hedonic weights: Evidence from Spain”, Journal of Business Research, 113, 348-359.

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