Por Natalia Fabra, Catedrática en el Departamento de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid y miembro de Economistas frente a la crisis.  La siguiente entrada se publicó el 6 de marzo en el blog de Economistas Frente a la Crisis (https://economistasfrentealacrisis.com/mujeres-que-cambiaron-el-mundo/).

Palabras de Natalia Fabra, Catedrática de Economía UCIIIM, en la inauguración de la exposición de “Mujeres que cambiaron el mundo” en la Universidad Carlos III de Madrid.

Voy a utilizar el título de esta exposición, “Mujeres que cambiaron el mundo”, para conjugar el verbo cambiar en femenino.

Mujeres que cambiaron el mundo

Empecemos por las mujeres que, sabemos, cambiaron el mundo. Hipatia de Alejandría, matemática y astrónoma, que fue asesinada en el año 415 después de nuestra Era, hoy icono de los derechos de las mujeres. Muchos siglos más tarde, Sibylla Merian, considerada una de las primeras naturalistas de la historia. La científica Margaret Cavendish. La astrónoma María Winkelmann, a quien se le denegó un puesto en la Academia de Berlín por ser mujer. Marie-Anna Lavoisier, cuyo apellido nos sonará por ser mujer de Antoine Lavoisier, uno de los padres de la química moderna. Jeanne Baret, botánica francesa que se convirtió en la primera mujer en dar la vuelta al mundo…eso sí, disfrazada de hombre porque sino no la hubieran dejado subir al buque. Ada Lovelace, madre de la programación matemática. Y Marie Curie, ganadora de dos premios Nobeles – de Física en 1903 y de Química en 1911 – sin que ello fuera suficiente para que sus colegas la consideraran merecedora para ser admitida en la Academia Francesa de las Ciencias.  Hubo que esperar más de 80 años para que, en 1995 por iniciativa de François Mitterrand, su sepulcro pudiera entrar en el Panthéon de París.

Mujeres invisibles que cambiaron el mundo, y mujeres que lo hubieran cambiado

Por brevedad, no menciono a muchas otras mujeres que cambiaron el mundo, pero ¿a cuántas otras me dejo, sin saberlo? ¿Cuántas mujeres que han cambiado el mundo han sido y son invisibles para la historia? ¿Y cuántas otras mujeres lo hubieran cambiado si las sociedades hubieran sido más igualitarias?

No es que haya o haya habido pocas mujeres en la ciencia, en el arte, en las humanidades….es que muchas son y han sido invisibles. No es que haya o haya habido pocas mujeres en la judicatura, en la ingeniería civil, en la arquitectura, en la economía, en el periodismo, en la política…es que muchas de ellas son y han sido invisibles.

En tiempos pasados y desde la Antigüedad, las pocas mujeres que participaron en la ciencia y en su desarrollo, eran invisibles, obligadas a ocultarse tras pseudónimos de varón o a traspasar su conocimiento a sus maridos. Lo mismo ocurría en otros campos – la literatura, la música, la pintura, la geografía, la geología, la botánica, el mundo de la exploración y los viajes de descubrimiento-…y tantos otros que están llenos de ejemplos de mujeres cuyos nombres no han pasado a la historia. Mujeres sin nombre, mujeres invisibles, que a pesar de todas las dificultades, techos y persecuciones, fueron capaces de conservar su vocación y desarrollarla.

No es una situación remota. Hasta ayer y hasta hoy las mujeres han de superar mayores dificultades formativas y de oportunidades. Desde los estímulos que reciben en colegio, hasta la influencia de sus entornos familiares y sociales que estimulan ciertos valores y disciplinas, condicionando sus vocaciones y libertad de elección. Hay un techo de cristal en la sociedad, en la familia, en la escuela, que no pocas ocasiones provoca que la niña y la adolescente interiorice como propias – sin serlo – esos valores que les impone el entorno social.

Por un momento, ¿podemos hacernos una pequeña idea de lo que este mundo hubiera sido si desde los tiempos de Hipatia de Alejandría las mujeres hubiésemos sido consideradas como iguales en el mundo de la ciencia y el conocimiento?

Joan Robinson

Mujeres que cambiaron el mundo de la Economía

Como economista, dejadme que haga referencia a dos mujeres economistas. La primera – Joan Robinson – debería de haber ganado el primer Premio Nobel de Economía. La segunda – Esther Duflo – ha sido la ganadora del último Premio Nobel de Economía. Y dejadme que antes de hablar de ellas recuerde que, desde 1969 – cuando se concedió el primer Premio Nobel de Economía – hasta hoy, ha habido 80 investigadores laureados, de los cuales sólo dos han sido mujeres, Elinor Ostrom en 2009 y Esther Duflo en 2019. ¿Creéis de verdad que durante estos años no ha habido más mujeres merecedoras del Nobel?

Como os decía, Joan Robinson es una de ellas, quizás la primera. Nacida en 1903, murió en 1983 con ochenta años. Para entonces, yo tenía 8, y 10 años más tarde, cayó en mis manos uno de sus libros que hizo que cambiara mi vocación, de la medicina a la economía. Sin ella, yo no estaría hoy aquí. Mujer prolífica en su trabajo, Catedrática de la Universidad de Cambridge con sólo 34 años, discípula y colaboradora de Keynes, fue una de las pioneras en desarrollar las Teoría de la Competencia Imperfecta en 1933. Teoría a la que décadas más tarde contribuyó Jean Tirole, y cuya contribución le haría merecedor del Premio Nobel de Economía en 2014. Yo, que en mi propio trabajo soy heredera de ambos, no me canso de leer los textos de Robinson…y cada vez que lo hago, me maravilla la lucidez de sus argumentos y de su prosa. Si Joan Robinson levantara la cabeza en este mundo en el que las plataformas digitales – y tantas otras grandes corporaciones – hacen, con sus prácticas anti-competitivas, que su Teoría de la Competencia Imperfecta sea hoy una de las teorías con mayor validez para explicar tantos de los fenómenos económicos que presenciamos…

Y de Joan Robinson, la primera mujer que debiera haber conseguido el Nobel de Economía, a la última en conseguirlo, Esther Duflo. Su hazaña no sólo consiste en ser la segunda mujer de la historia en conseguirlo, sino además de ser la premiada más joven, con tan sólo 46 años. Esther Duflo es una convencida del poder de la economía para cambiar la vida de las personas. Una de las máximas exponentes de la teoría del desarrollo, su trabajo experimental ha cuestionado alguna de las premisas de la teoría económica convencional. Las personas no siempre – o no sólo – respondemos a los incentivos monetarios, también y sobre todo respondemos a nuestros “objetivos, pertenencia, dignidad”…cuestiones que es fundamental tener en cuenta si se quiere, por ejemplo, potenciar la efectividad de las políticas destinadas a combatir la pobreza, expandir el uso de buenas prácticas médicas, la vacunación, la educación…

Esther Duflo

Al conocer la noticia de su Nobel, Esther Duflo declaró: “Al demostrar que es posible que una mujer tenga éxito y sea reconocida por ese éxito, espero inspirar a muchas otras mujeres a seguir trabajando…y a muchos otros hombres a darles el respeto que merecen.”

Vosotras cambiaréis el mundo

Y con estas palabras de Esther Duflo, dejadme que acabe mi charla conjugando el futuro del verbo cambiar. ¿Qué mujeres cambiarán el mundo? Vosotras. Vosotras porque tenéis la suerte de vivir en un tiempo, en un país, en un continente en el que las cosas empiezan a cambiar. Porque estáis siendo educadas – o así lo espero, como miembro de la Universidad Carlos III de Madrid que tan en serio se toma las políticas de igualdad – en el convencimiento de que podéis conseguir lo que os propongáis.

Pero no os confiéis. Queda mucho por conseguir para que las científicas, las artistas, las literatas, las economistas….tengamos las mismas oportunidades y se nos perciba de igual modo que a nuestros compañeros los hombres. Por eso son tan importantes días como hoy, y exposiciones como la que hoy inauguramos.

No lo olvidéis: vosotras podéis….y de vosotros también depende el que entre todos – por el bien de todos – consigamos la verdadera igualdad de género.

Hipatia de Alejandría

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