Por Pilar Beneito (Universidad de Valencia y ERI-CES) y Óscar Vicente-Chirivella (Universidad de Valencia)

 

¿Debería prohibirse el uso de los teléfonos móviles en los colegios? La rápida expansión en el uso de estos aparatos electrónicos entre los más jóvenes ha provocado que esta pregunta se cuele en las agendas de los responsables de política educativa a nivel global.

En el caso de España, Castilla la Mancha prohibió el uso de móviles sin fines pedagógicos en los colegios (primaria y secundaria) a finales de 2014. Le siguieron Galicia a principios de 2015 y la Comunidad de Madrid en 2020. En el resto de CCAA, la regulación acerca del uso de los móviles queda a decisión de cada centro escolar.

Los resultados que cabría esperar de una medida de este tipo son dos: mejorar el rendimiento académico y reducir el acoso escolar. Sin embargo, existen argumentos tanto a favor como en contra de dicha prohibición. Por un lado, se argumenta que los móviles pueden utilizarse como una herramienta didáctica, que motive y divierta a los estudiantes más jóvenes en su proceso de aprendizaje. Por otro lado, el móvil se convierte en un elemento de distracción constante en las aulas que puede provocar que el nivel de concentración del estudiantado sea inferior al necesario para lograr un buen rendimiento. En relación al acoso escolar, el argumento es muy intuitivo: dado que una parte considerable del acoso entre los más jóvenes es cyberbullying, y que el móvil es la herramienta utilizada para llevarlo a cabo, la retirada del instrumento en los centros debería contribuir a reducir la incidencia del acoso escolar.

Hasta la fecha no somos conocedores de la existencia de ningún trabajo académico que analice el efecto de la prohibición de los móviles sobre el acoso escolar, con la excepción de un documento de trabajo con datos para Noruega (Abrahamsson, 2020). En este trabajo se encuentra que la prohibición puede reducir el acoso escolar en los centros de educación secundaria. En cuanto al resultado sobre rendimiento académico, únicamente existen los trabajos de Beland and Murphy (2016) para el Reino Unido, y de Kessela, Lif Hardardottirb, and Tyreforsc (2020) para Suecia. Los primeros encuentran un efecto positivo de la prohibición sobre el rendimiento académico, si bien los segundos no confirman estos resultados para Suecia.

Con nuestro reciente trabajo (Beneito and Vicente-Chirivella, 2022), queremos contribuir aportando evidencia sobre este tema. Para ello nos fijamos en las Comunidades de Castilla la Mancha y Galicia comparando sus datos de acoso escolar y resultados PISA con los del resto de CCAA antes y después (establecemos el “después” desde el año 2015 en adelante) de la prohibición de los móviles. En concreto, realizamos análisis de diferencias-en-diferencias con los datos de acoso escolar, y aplicamos el método de control sintético (Abadie y Gardeazábal, 2003; Abadie et al. 2010) a los resultados PISA de Galicia (Castilla la Mancha no cuenta con resultados PISA para dos de las convocatorias que utilizamos en el análisis, lo que complica la aplicación de esta metodología a este caso). Estas metodologías consisten en analizar cómo las diferencias en resultados PISA y datos de acoso escolar que ya pudieran existir entre regiones, con y sin la prohibición, han variado a consecuencia de la prohibición.

Los datos que utilizamos para el análisis del acoso escolar proceden de una respuesta del Gobierno, fechada el 27 de septiembre de 2018, ante una cuestión planteada en el Congreso, y corresponden al conjunto de España, salvo País Vasco y Cataluña, que no ofrecieron cifras. El Gobierno solicitó los datos al Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil y cuerpos de Policía Local. Recogen, por CCAA, por años – desde 2012 a 2017 -, y por intervalos de edad (6-8, 9-11, 12-14, y 15-17 años) los casos denunciados de acoso escolar. Con estos datos construimos una medida de incidencia de acoso, definida como el número de casos reportados por cada 10,000 niños registrados en cada comunidad en cada año. Esto lo hacemos para el alumnado de primaria (menores de 12) y para los intervalos de edad 12-14 y 15-17 años. Los resultados del análisis econométrico de diferencias-en-diferencias, donde además aislamos los efectos de la proporción de niños en cada comunidad que tienen móvil (Encuesta sobre Equipamiento y Uso de las Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares, INE), los niveles de renta neta real per capita de los hogares (Contabilidad Regional de los Hogares, INE), y el nivel de gasto público regional en educación (Estadística de Gasto Público en Educación, EDUCAbase, INE), muestran una reducción en el acoso escolar después de la prohibición. Teniendo en cuenta los valores medios de acoso escolar previos a la prohibición en cada intervalo de edad, los impactos estimados supondrían unas reducciones significativas de alrededor del 15% y 18% para los estudiantes de 12-14 años y de alrededor del 18% y 9,5% para los adolescentes de 15-17 años, para Galicia y Castilla la Mancha, respectivamente. Además, para el intervalo de estudiantes menores de 12 años, no encontramos ningún efecto, lo que puede tomarse como una prueba de placebo: dado que el uso de los móviles no está extendido entre los niños de esta edad, la prohibición no debería afectar (y obtenemos que no afecta) a los datos de acoso en este grupo escolar.

En el caso de los resultados académicos, nuestro principal caso de análisis es Galicia. Esto es debido a que los resultados PISA se encuentran disponibles para un periodo de tiempo más completo en este caso, lo que nos permite utilizar nuestra metodología con mayor confianza. En este caso, aplicamos el método de control sintético junto con el análisis de diferencias-en-diferencias. Esta metodología se basa en construir una “Galicia sintética” que replique lo más exactamente posible los resultados de Galicia previos a la aplicación de la prohibición. A partir de 2015, diferencias entre esta región sintética y Galicia representan el efecto estimado de la intervención. Nuestros resultados muestran que tras la prohibición hay un impacto positivo en la diferencia de los resultados PISA entre Galicia y la “Galicia sintética”, tanto en ciencias como en matemáticas. Los efectos estimados son de 10,7 y 12,7 puntos en matemáticas y ciencias, respectivamente. Dado que la media de las puntuaciones en PISA del estudiantado español en matemáticas y ciencias está en torno a 10-12 puntos por debajo de la media internacional de 500, la magnitud de los efectos estimados implicaría alcanzar la media de la OCDE en un periodo de tiempo relativamente corto. Teniendo en cuenta que el aprendizaje medio de los estudiantes en un año se sitúa alrededor de 25-30 puntos (medidos en la escala PISA), nuestros efectos estimados equivalen a 0,6-0,8 años de estudios en matemáticas, y entre 0,72-1 año de aprendizaje en ciencias.

Los resultados obtenidos en este trabajo sugieren que la prohibición del uso de los móviles en los centros escolares puede constituir una medida de política educativa ‘barata’ que valdría la pena considerar.

 

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