Por José Luis Groizard (Universitat de les Illes Balears) y Joan Martín-Montaner  (Universitat Jaume I)

 

En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de cómo se intensificaba el comercio internacional entre países de alto y bajo ingreso, al mismo tiempo que aumentaban los movimientos migratorios hacia los países desarrollados. Aunque en una economía neoclásica sin fricciones comerciales, la migración y el intercambio de bienes deberían ser sustitutos perfectos, la evidencia indica que la movilidad laboral y la movilidad de bienes comparten cierta complementariedad y que ésta surge de las fricciones comerciales. Por ejemplo, consideremos una típica operación de exportación por la que el vendedor se compromete a enviar el producto al comprador a tiempo, y el comprador se compromete a realizar el pago. Para llevar a cabo esta transacción las empresas deben resolver dos problemas potenciales: por un lado, el comportamiento oportunista, y, por otro lado, la incertidumbre en el tiempo de entrega. El primer problema puede ser especialmente relevante cuando las instituciones de cumplimiento de contratos son débiles, y el segundo problema puede magnificarse cuando las regulaciones comerciales son complejas. En ambas situaciones, los agentes tienen incentivos para encontrar formas de hacer cumplir los contratos por sí mismos o circunnavegar la burocracia, y los inmigrantes pueden desempeñar un papel en la resolución de estos problemas.

En un reciente trabajo (Groizard y Martín-Montaner, 2023) analizamos empíricamente la manera en que la inmigración contribuye a superar estas barreras. En el artículo nos centramos en dos mecanismos: el primero, que se encarga de resolver los problemas asociados con la ejecución de los contratos cuando el sistema legal es deficiente. En este caso las empresas exportadoras construyen las relaciones de confianza con los importadores lentamente mediante la experiencia (Aeberhardt et al., 2014). Si un exportador observa que se respetan los contratos éste adquiere más confianza en su socio y las exportaciones crecen. El funcionamiento del sistema legal cumple una función muy importante para frenar el comportamiento oportunista del importador, por ejemplo, velando para que el acuerdo inicial no sea renegociado una vez el producto ha sido entregado. Este efecto es más probable que ocurra en países con un mayor nivel de formalismo procesal, lo que generalmente conduce a esperas más largas para resolver disputas, una menor exigibilidad de los contratos (Djankov et al., 2003) y quizás más corrupción, sin mencionar el posible sesgo de los tribunales a favor de los ciudadanos nacionales (Antràs, 2016). Cuando las instituciones formales no logran proporcionar confianza entre las partes, la consecuencia más probable es la aparición de instituciones informales (Nunn y Trefler, 2014). En este caso, la falta de confianza entre las partes pertenecientes a diferentes grupos étnicos en una relación contractual podría ser sustituida por algún tipo de garantía, proporcionada por un miembro del mismo grupo. Así, nuestra hipótesis es que los inmigrantes son sustitutos de los marcos institucionales débiles que fomentan el cumplimiento de los contratos.

El segundo mecanismo está centrado en resolver problemas asociados a los procesos administrativos y logísticos que regulan las transacciones comerciales desde el exterior. Las barreras administrativas al comercio y los costos de transporte también constituyen una fuente básica de costos de transacción (Chen y Novy, 2011). Las regulaciones comerciales son bien conocidas por los exportadores, pero su aplicación puede requerir que las empresas exportadoras tomen medidas adicionales para cumplir eficientemente con las normas en los países de destino. Por ejemplo, tratar personalmente con los funcionarios de aduanas y obtener licencias de exportación o certificados técnicos para cada envío son tareas altamente especializadas. Por lo tanto, las empresas exportadoras tienen fuertes incentivos para acumular conocimientos precisos acerca de los procedimientos administrativos, para hacer cumplir las normas comerciales y para encontrar los medios para abordarlos antes de realizar cualquier transacción de exportación. Dado que este tipo de conocimiento está arraigado en instituciones idiosincrásicas, nuestra hipótesis es que los inmigrantes pueden desempeñar un papel crucial a la hora de ayudar a las empresas a establecer relaciones comerciales con sus países de origen cuando hay más trabas administrativas.

Empíricamente contrastamos estas hipótesis mediante la estimación de un modelo de gravedad del comercio utilizando datos a nivel de transacción. Introducimos en nuestro modelo econométrico varios indicadores destinados a probar si el vínculo comercio-migración varía con los niveles de regulación y otras barreras formales que enfrentan los exportadores cuando incursionan en mercados extranjeros. Estos indicadores incluyen el tiempo y el costo requerido para hacer cumplir los contratos en los mercados de destino, la complejidad de sus burocracias y la logística requerida para vender los productos a los importadores. La interacción de estas variables con el número de inmigrantes en cada zona nos mostrará el grado en que los migrantes ayudan a los exportadores a superar las mencionadas barreras al comercio. Evaluar la contribución relativa de las barreras comerciales formales e informales es especialmente relevante, ya que implican diferentes respuestas políticas.

Dos aspectos de esta investigación son novedosos. En primer lugar, dado que la migración podría generar potencialmente redes étnicas y comerciales, la mera correlación entre el número de migrantes y el número de envíos puede indicar que factores no observados podrían impulsar simultáneamente a ambos, lo que generaría estimaciones sesgadas. Reclamar causalidad implica considerar la endogeneidad. Recientemente, varios estudios han abordado este tema de diferentes maneras. Cohen et al (2017) y Parsons y Vézina (2018) presentan estudios de caso para estimar los efectos causales de la migración japonesa y vietnamita, respectivamente, sobre los flujos comerciales entre diferentes lugares de EE.UU. y Japón (Cohen et al, 2017) y entre diferentes estados de EE.UU y Vietnam (Parsons y Vézina, 2018). Ambos estudios aprovechan dos experimentos naturales que produjeron una distribución aleatoria de inmigrantes en el territorio de EE. UU., ya sea mediante la colocación de campos de internamiento japoneses durante la Segunda Guerra Mundial o los destinos donde se ubicaron los refugiados después de la Guerra de Vietnam. En nuestro trabajo ampliamos la literatura adoptando el método general propuesto por Burchardi et al (2018), con el fin de incorporar múltiples destinos de exportación y de construir un conjunto de variables instrumentales que no viole la restricción de exclusión y que, simultáneamente, nos permita controlar los factores de confusión no observados que podrían explicar potencialmente la distribución de los asentamientos de inmigrantes y los flujos de exportación en diferentes lugares. En segundo lugar, permitimos efectos heterogéneos de la inmigración en las transacciones de exportación, según las características formales de las instituciones del país importador. Separar el efecto generado por las barreras formales al comercio del efecto directo es de crucial interés, ya que este último, generalmente, se atribuye a la existencia de barreras informales al comercio (Rauch y Trindade, 2002). Estos efectos heterogéneos resaltan los mecanismos a través de los cuales la inmigración podría afectar el comercio internacional en diferentes márgenes.

Nuestro análisis se basa en datos agregado de transacciones correspondientes a los envíos de exportación bilaterales realizados desde cada provincia española a cada país del mundo. España es un caso interesante de estudio porque ha pasado de ser una economía de emigración a una economía de inmigración en menos de dos décadas. Así, la población nacida en el extranjero aumentó desde niveles insignificantes en 1991 hasta el 13% de la población total en 2011, aunque la Gran Recesión detuvo esta tendencia, la población nacida en el extranjero ha vuelto a aumentar desde 2013. Además, España es una economía abierta de tamaño medio, con exportaciones dirigidas principalmente a otros países de la UE, aunque tiene un comercio extracomunitario cada vez más diverso y creciente. Las exportaciones a países extracomunitarios aumentaron del 26,4% en 1991 al 34,9% en 2011.

Nuestros resultados indican que la inmigración tiene un impacto positivo en el número de envíos de exportación (es decir, en el margen extensivo), aunque el valor por envío (es decir, el margen intensivo) se ve afectado negativamente. Un aumento del uno por ciento en el número de inmigrantes tiene un impacto insignificante en los envíos de exportación a otros países, cuando se considera la muestra completa, pero aumenta el número de envíos a socios comerciales fuera de la UE, es decir, países típicamente con menor calidad en las instituciones contractuales-, en un 11,4%. La elasticidad del valor por envío a la migración ronda el 31% y es bastante estable entre muestras. Esto indica que el comercio y la migración se convierten en complementos en el margen extensivo.

Otro hallazgo relevante es que el número de inmigrantes tiene un impacto positivo en el número de envíos bilaterales, un impacto que es más fuerte para los migrantes que provienen de países con costos más altos (o tiempos más largos) para hacer cumplir los contratos. En otras palabras, la inmigración se vuelve más importante para la exportación cuando disminuye la calidad de las instituciones encargadas de hacer cumplir los contratos. Por lo tanto, podemos concluir que la presencia de poblaciones migrantes ayuda a reemplazar la falta de instituciones formales de cumplimiento de contratos.

Sin embargo, no encontramos efectos causales de la migración sobre el margen intensivo del comercio, es decir, sobre el valor medio de los envíos, a través de su impacto sobre las instituciones de ejecución de contratos u otras regulaciones. El efecto (negativo) sobre el margen intensivo es independiente de las regulaciones del país importador. Un corolario de estos resultados es que los tipos de barreras que los inmigrantes contribuyen a sortear provienen de regulaciones que aumentan el componente fijo (y no el componente variable) de los costos de envío.

En resumen, todo esto indica que el efecto de la inmigración sobre el margen extensivo es impulsado principalmente por las instituciones formales, mientras que el efecto sobre el margen intensivo es independiente de las regulaciones del país importador. En general, ambos hallazgos sugieren que la migración tiene un impacto en el comercio más allá de los canales informales e implican que las instituciones formales e informales interactúan y afectan el comercio a través de diferentes márgenes. Por último, es probable que los mecanismos teóricos probados en este documento operen a nivel de empresa, pero no necesariamente dentro de los límites de las empresas, ya que los efectos de la inmigración podrían desbordarse localmente.

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