De forma complementaria a la entrada de ayer en el blog, a continuación se resume la principal evidencia obtenida en la segunda parte del informe “La precariedad laboral en España: una doble perspectiva”, elaborado conjuntamente por el Gabinete Económico de Comisiones Obreras y el Instituto de Economía Internacional de la Universidad de Alicante.

El objetivo de esa parte del informe pasa por examinar con una perspectiva más amplia la precariedad laboral global, ampliando el foco de la precariedad asalariada a la que se da en el conjunto del mercado de trabajo. Para ello se desarrolla un análisis a partir del Índice de Precariedad Laboral Global, un indicador basado en la técnica del valor equivalente (balanced worth) de Herrero y Villar (2018). Esta metodología permite desarrollar comparaciones entre estructuras laborales/mercados de trabajo (correspondientes, por ejemplo, a distintos colectivos laborales en el mismo año o al conjunto del mercado de trabajo en distintos años) a partir de la distribución relativa del conjunto de la fuerza laboral de cada estructura laboral/mercado de trabajo entre categorías laborales ordenadas en función de su deseabilidad. A través de dichas comparaciones es posible determinar qué estructura laboral (mercado de trabajo) es comparativamente mejor por tener un mayor valor y también obtener una cuantificación de las diferencias entre las estructuras laborales comparadas.

El Índice de Precariedad Laboral Global cuantifica la precariedad asociada al conjunto de categorías laborales que se considera que forman parte del fenómeno (precariedad asalariada multidimensional, desempleo y desánimo). Los valores de este indicador dependen de 2 componentes. En primer lugar, la incidencia de la precariedad global, medida a partir del peso relativo de las 3 categorías precarias en el total de la fuerza laboral extendida (formada por la población activa más la población desanimada) y, en segundo lugar, la severidad de dicha precariedad. Esta última depende, a su vez, de cómo se distribuyen los trabajadores precarios entre las categorías asociadas a la precariedad, lo que se mide a partir del valor equivalente del conjunto de categorías laborales precarias ordenadas de peor a mejor en función de su deseabilidad (gráfico 1). Valores comparativamente mayores del Índice de Precariedad Laboral Global para una estructura laboral/mercado de trabajo reflejan, en definitiva, una mayor precariedad laboral global, originada o bien por una mayor presencia relativa de trabajadores precarios o bien porque en la distribución relativa de los precarios entre las 3 categorías precarias tienen un mayor peso las peores categorías de precariedad.

Gráfico 1. Ordenación relativa de las categorías de la fuerza laboral extendida de mejor (arriba) a peor (abajo)

Se constata que, desafortunadamente, la precariedad laboral global tiene una gran incidencia en España, ya que el 49,5% de los integrantes de la fuerza laboral extendida se encuentra en alguna de las 3 categorías de precariedad global (divididos entre un 34,3% de asalariados multidimensionalmente precarios, un 14,1% de desempleados y un 1,1% de desanimados). La incidencia de la precariedad global es, a su vez, persistentemente elevada, con mínimos observados del 46,6% en 2007 y máximos del 56,3% en 2013.

Existen, a su vez, diferencias muy relevantes entre colectivos y comunidades autónomas en el alcance de la precariedad laboral global, según los valores del Índice de Precariedad Laboral Global. Entre ellos destacan las mujeres (con un 56,7% de precarias y un índice de 122, donde 100 corresponde al conjunto de los trabajadores), los inmigrantes (índice de 149), los jóvenes (179), las personas con estudios primarios (195), así como los residentes en territorios como Andalucía, Canarias o Extremadura (con valores del índice en torno a 150). En todos estos casos se da simultáneamente tanto una mayor incidencia de la precariedad global como una mayor severidad de la misma, lo que implica un mayor peso relativo de las peores categorías de precariedad. Como muestra, los jóvenes, uno de los colectivos más afectados por la precariedad global, se enfrentan a una incidencia de la precariedad muy elevada (un 77% de este colectivo forma parte de alguna categoría precaria: gráfico 2) y a una severidad de la precariedad comparativamente elevada (con un mayor peso relativo dentro de la precariedad de las peores categorías laborales, en relación con otros colectivos).

Gráfico 2. Peso relativo en la fuerza laboral extendida. Desagregación por colectivos. Encuesta de Población Activa anual. 2019

La evolución del Índice de Precariedad Laboral Global entre 2006 y 2019 presenta oscilaciones muy intensas y revela varias etapas temporales claramente diferenciadas en los últimos años (gráfico 3). Entre 2007 y 2013 los niveles de precariedad global aumentaron muy significativamente debido a la fuerte destrucción de empleo en el contexto de la crisis económica iniciada con la Gran Recesión. Por el contrario, entre 2014 y 2019 se redujeron intensamente por la gran creación de empleo en el contexto de la expansión posterior a la crisis, si bien resulta destacable en este sentido que los niveles de precariedad global en 2019 eran todavía muy superiores a los de 2007. Las oscilaciones temporales de la precariedad se explican, a su vez, en mayor medida por las modificaciones en la severidad derivadas de los cambios en la distribución relativa de los trabajadores entre las categorías precarias que por las modificaciones de los niveles de incidencia de la precariedad global (los cuales son comparativamente más estables, manteniéndose siempre en un rango de niveles elevados, entre el 47% y el 56% de la fuerza laboral extendida). Esta evidencia sugiere que buena parte de las transiciones entre categorías laborales que ocurren durante las expansiones y crisis en el mercado de trabajo español se producen entre categorías precarias.

 

Gráfico 3. Índice de Precariedad Laboral Global (2019=100) e Índice de Precariedad Asalariada Multidimensional. Encuesta de Población Activa anual. 2006-2019

Los indicadores adelantados de la evolución de la precariedad laboral global calculados con la EPA trimestral sugieren, por su parte, que durante 2020 y 2021 se habría producido un cierto aumento de la precariedad global como consecuencia del aumento del desempleo en el contexto de la crisis sanitaria y económica, provocando un cambio en la tendencia a la reducción del fenómeno de años previos (gráfico 4). No obstante, el aumento de la precariedad en el contexto de la Gran Reclusión ha sido extraordinariamente más reducido que el que se produjo en la crisis anterior. Esto se explica porque el uso generalizado de los expedientes de regulación temporal del empleo en el marco de la crisis derivada de la epidemia de la COVID-19 evitó indudablemente un aumento más significativo de la precariedad global, al permitir sortear el aumento masivo del desempleo que en España se da tradicionalmente durante las crisis económicas, y es otra muestra clara del significativo impacto que los cambios regulatorios en el mercado de trabajo pueden tener en el alcance y la evolución de la precariedad.

Gráfico 4. Índice de Precariedad Laboral Global. Encuesta de Población Activa anual (2006-2019) y trimestral (2006-2021)

Bibliografía

Herrero, C., & Villar, A. (2018): “The Balanced Worth: A procedure to evaluate performance in terms of ordered attributes”, Social Indicators Research, 140(3), 1279-1300.

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