La Contabilidad Nacional de España con base en 2010 ofrece una imagen sustancialmente mejor de la que hasta hace muy poco teníamos de la evolución de la industria manufacturera durante los años anteriores a la crisis. También la CNE con base en 2008 mejoró la imagen ofrecida por la CNE con base 2000, pero sólo en lo referente a la productividad del trabajo, y en detrimento de la creación de empleo.
De acuerdo con los últimos datos, y centrándonos en el período más comparable, de 2001 a 2007, el VAB manufacturero creció a una tasa media real del 2% anual, y no del 1,1% (CNE2008), ni del 1,2% (CNE2000). Es decir, que se elevó 0,9 décimas anuales más de lo que contabilizábamos en estos últimos años. Por su parte, el empleo manufacturero (medido en puestos de trabajo), que aumentó según la CNE2000, se redujo sensiblemente según la CNE2008 (-1,1% anual), mientras que en la nueva estimación decrece más moderadamente (-0,6% anual). Como consecuencia, la productividad del trabajo, que apenas crecía en la primera estimación con base en 2000 ha pasado a aumentar a un ritmo del 2,6% anual en la última, la de 2010. No está nada mal, sólo medio punto menos que el avance logrado en Alemania, y ello a pesar del fuerte incremento de la inmigración en España, que ha incentivado producciones intensivas en trabajo.
Estos datos revelan pues un crecimiento apreciable de las manufacturas en el período considerado, con un notable aumento de la productividad y sin una elevada pérdida de empleo (menor que en otros países)
¿Qué ha podido ocurrir para que el INE ofrezca semejante revisión al alza? Al margen de posibles factores ligados a la nueva metodología de cálculo de las magnitudes económicas, cuya incidencia se me escapa, mi sospecha es que el crecimiento del VAB ofrecido hasta ahora se compatibilizaba mal con la expansión experimentada por las exportaciones de bienes (el 82% son manufacturas), que en el mismo período alcanzaron una tasa media anual de aumento del 4,4% en términos reales. Como es sabido, la crisis ha hecho que miráramos más y mejor a nuestras exportaciones.
Como puede verse en el Gráfico 1, existe una estrecha relación en el periodo contemplado entre el crecimiento por países del VAB real y el de las exportaciones de bienes. Ahora España se sitúa en el lugar apropiado. Y es que en contra de la creencia extendida de que el avance de nuestras exportaciones es algo reciente, propio de esta crisis, la realidad es que cuenta con una trayectoria muy larga, con crecimientos a tasas muy elevadas, superiores a las de otros países europeos, desde hace ya bastante tiempo (en la década de 1990 a la tasa real del 11,1% anual)
También puede observarse en el gráfico citado que España superó en crecimiento del VAB manufacturero a Francia, Italia y Gran Bretaña, quedando sólo por debajo de Alemania, entre las grandes economías. Las pequeñas y de más reciente incorporación a la EU fueron las que más crecieron.
A mi juicio, lo expuesto avala tres conclusiones para las que también existen otros muchos elementos de apoyo: a) que los problemas de la industria española están íntimamente relacionados con la profunda crisis económica que ha atravesado nuestro país desde 2008. No son anteriores; b) más en concreto, están ligados a la formidable caída de la demanda y a la restricción financiera; c) que nuestro modelo productivo es más fuerte de lo imaginado; no podría ser de otra forma dada la evolución de las exportaciones.
Podría añadirse a ellas que la recuperación de la demanda interna y externa probablemente encontrará en la industria española una sólida respuesta en términos del aumento de la oferta, pero desconocemos el alcance de los daños originados por la crisis, el efecto de la destrucción de miles de establecimientos y empleos. Por otra parte, no cabe duda de que se requieren profundos cambios en el modelo productivo para garantizar un firme crecimiento industrial a largo plazo. Comenzando por un serio esfuerzo innovador. Aunque la productividad del trabajo en las manufacturas creció sólo algo menos que en Alemania, lo hizo con mucho mayor apoyo en el capital por trabajador y con parcas ganancias de PTF.
Podría objetarse a lo señalado hasta ahora que las manufacturas españolas podrían haber crecido más, puesto que la demanda interna española aumentó con mucha rapidez. Sin embargo, si aceptamos una estimación de la elasticidad de la demanda de importaciones de bienes de 2,13 (1), resulta que las importaciones crecieron menos de lo esperado, en un momento de alza relativa de los costes laborales y de encarecimiento del euro (Gráfico 2). Este hecho añade una conclusión más a las ya expuestas con anterioridad, las exportaciones son clave para el crecimiento de la industria y para la reindustrialización que necesita nuestra economía. A corto plazo no hay vías de sustitución de importaciones, porque la industria española tiene ya una acrisolada especialización inter e intra-índustrial. A medio plazo tal vez si, siempre que nos tomemos en serio la ciencia y el capital humano.
(1) García, C.; Gordo, E,; Martínez-Martín, J. y Tello, P.(2009): Una actualización de las funciones de exportación e importación de la economía española, Banco de España, Documentos Ocasionales, nº 0905
Una invitación a conocer mejor un sector del que hablamos mucho en las propuestas de una nueva economía y de una nueva sociedad en España.